AROMA DE GARDENIAS

En mi ciudad el frío es intenso, las nevadas se suceden en forma continua tiñendo el paisaje de blanco.
Nubes aceradas cubren el cielo, cielo plomizo que le otorga al mar colores plateados.
El viento constante logra la formación de olas, la corona de blanca espuma en instantes acariciará las rocas.
Me han hablado de vos, he leído tu obra, me maravillan tus cuentos y deseo conocerte.
Esta utopía se convertirá en realidad tangible, para llegar a tu lado debo retroceder en el tiempo.
No sé cuánto duró el viaje, en minutos me trasladé a París para estar a tu lado, tenía mucho que preguntarte, contarte que me gusta jugar con las letras.
Mi atuendo ahora es un vestido largo, etéreo, un corsé anudado en la espalda realza las formas de mi figura.
Llevo zapatos bajos, mis manos sostienen un cuaderno al que se adhiere una lapicera.
Espero que los ríos de tinta comiencen a correr ni bien escuche tus sugerencias.
París en primavera huele a coloridas flores, en los jardines de tu casa hay canteros repletos de gardenias, tan frágiles como bellas.
Te pediré perdón por haber cortado una, con ella sostendré mis cabellos.
No llevo maquillaje, en este año soñado el maquillaje debe ser casi imperceptible.
Debo comentar que estamos en mil novecientos, de lo contrario nadie encontrará sentido a estas letras.
Nadie creerá que estoy a punto de encontrarme con un escritor famoso, Guy de Maupassant, sé que en tu vida has sido demasiado generoso con todos tus discípulos.
Costará explicar los recursos que utilicé para llegar a tu lado es un logro de los que nunca perderemos la capacidad de soñar.
Con dulzura y firmeza miro las indicaciones que le das al jardinero, compañero invalorable que se ocupa del paisaje de tu mansión.
Tengo temor, no sé como tomarás mi visita inesperada, estoy segura que entenderás que se puede viajar al pasado o al futuro.
La brisa calida juega con mi cabellera, cuando notaste mi presencia te acercaste con una sonrisa casi escondida detrás del espeso bigote.
Tu abrazo tibio disipó mis dudas, mis miedos.
Elegiste el escritorio para que conversáramos con tranquilidad.
Con la nobleza de los grandes me contaste algunos secretos para escribir, no es necesario adornar la escritura para tener llegada.
Asombrada supe que habías leído mis garabatos en un viaje que hiciste al futuro, un punto de coincidencia.
Atesoré en esta visita todos los consejos recibidos.
Sos tan amplio de criterio que si bien no estás de acuerdo con intercalar muchas frases poéticas en un relato que pueden distraer al lector, aceptaste que quienes nos reconocemos como jugadores de letras tenemos estilo propio.
Con tus dedos secaste las lágrimas de la despedida.
No sé si voy a volver al pasado, a recrear esta experiencia tan rica.
Ignoro si nos veremos en otro plano para compartir letras.
Estoy orgullosa que esta máquina tan moderna me haya permitido hacer este trayecto impensado..
Me declaro tu alumna, ambos sabemos que los estilos no se repiten, vos has sido y seguirás siendo, un hombre brillante en las letras, has trascendido todos los tiempos.
Debo regresar a mi época, en mi corazón grabé con fuego cada uno de los consejos que me diste para mejorar día a día.
El encuentro fue grandioso, los seres inmensos atesoran tanta sabiduría.
Resonará para siempre tu risa cuando te conté que me decían que teníamos estilos parecidos.
Maestro de los maestros, solo los seres despojados de soberbia brindan conocimientos a los que recién comenzamos, permite que en la despedida te diga cuanto te quiero y respeto.

http://www.youtube.com/watch?v=CmpeKH2mp…