UNA HOJA DE PAPEL EN BLANCO

Gracias a vos admirado Franz Liszt y a tu música maravillosa he trascendido los tiempos.
Hoy quiero contar tu historia inmensa y la mía que es breve.
A esta altura todos saben que soy una Partitura, nací como todos, mi destino era blanco hasta que llegué a tu lado.
Entre claves de sol, corcheas, blancas y negras tu arte innegable me fue dando forma.
No te temblaba el pulso cuando dibujabas en las líneas del pentagrama acordes que llegarían al alma.
La tinta china, el afilado plumín recorría mi figura.
Te amé como pocas, muchas veces buscando la perfección temí terminar mi vida en el cesto de los papeles.
Los celos atribularon mi esencia cuando como galán enamorado de todas las mujeres que te adoraban, me dejabas de lado.
Debo reconocer que la pasión encendía tu corazón cuando le dedicabas delicados acordes a ellas.
Indudablemente todas eran hermosas, ningún ser humano puede resistirse a las miradas celestes como en el océano en la que te sumergías sin prejuicios.
Hombre gallardo a todas cautivaba con su música.
Amores efímeros o eternos, nunca me detuve a pensar en ello.
Quiero que sepas que lloré sin pudor cuando me alejabas del atril del piano.
Otras ocupaban tus instantes, a ellas le regalabas tus creaciones.
Nunca supiste el dolor que sentí cuando me desplazabas.
Jamás te reclamé nada, no quería perturbar tu condición de artista supremo, conciente que en algún momento esa obra que me dedicabas la concluirías.
No tenía a quien contarle mis pesares, nadie le hubiera creído a una obra no terminada.
Quizás no hayas sabido que las musas tenemos sentimientos, sentimientos que traen nubes y distancia a un cielo que debió haber sido inmaculado.
Resistí como pude o como quise a los celos que transforman cualquier sentir en enfermedad incurable.
No puedo definir con palabras certeras cuando sabía que tu fuente de inspiración pródiga le dedicaba a otras sus melodías.
Las luces del alba, tímidas entraban por la ventana, estabas cansado de noches donde la pasión brillaba.
Por fin decidiste terminar la obra inconclusa.
Otra vez la emoción hacía temblar mi cuerpo de Partitura.
Gracias a vos me conocieron en los lugares más remotos del orbe, gracias a tu inspiración conocí a grandes o noveles artistas.
La tecnología me tiene un poco olvidada, solo renazco cuando los amantes de la música me despliegan en sus atriles para ejecutar tus acordes.
Mi ser entero, con sus errores y aciertos sabe que “Sueño de amor”, era un sueño compartido, sueño que vivirá más allá de los indicadores del tiempo, sueño de una Partitura que amó y ama a quien le dio vida.


http://www.youtube.com/watch?v=_pysf5ixC…