Monday, June 11, 2012

TERCIOPELO Y SEDA





Han pasado veinte años desde que nos vimos por primera vez, en ese instante ambos supimos que nada podría separarnos.
Estabas maquillándote para un festejo que una adolescente difícilmente pueda olvidar, te veías preciosa con tu vestido largo, el cabello cual manto acariciaba el escote de la espalda, apenas lo habías sostenido con un ramillete de flores pequeñito, después sabría que eras una quinceañera diferente.
Pese a ser casi una niña eras demasiado sobria.
No quisiste utilizar joyas, solo los eslabones de una cadena acariciaban tu cuello.
Esperaba impaciente junto a tu padre, en el interior de un estuche de terciopelo rojo, el tic tac de mi corazón parecía acelerado.
Fui tu primer reloj, moderado, respetando tus gustos, esfera blanca, diminutas agujas de oro idénticas a la malla, doble cadena de seguridad, moría por estar en tus manos.
Cuando me viste no pudiste disimular la emoción que trae las lágrimas, muchas veces te había visto en la vidriera de la joyería, le comentabas a tus amigas que el día que trabajaras me comprarías.
En complicidad con el joyero guardamos prudente silencio, el dueño del comercio lo apartó de la vitrina protegida con cristales, te dijo que esperaría el tiempo necesario para que me tuvieras.
Fue la primera vez que mentí, mi corazón de metal dorado hubiera querido gritarte: Soy tuyo.
No puedo describir con palabras mis sentimientos, por fin me lucías en tu muñeca izquierda.
He sido testigo de los momentos más importantes de tu vida, palpité junto a tu corazón cuando te robaron el primer beso, también cuando conociste al amor de tu vida.
Siempre me sentí atraído por tus manos de porcelana, me lucías en ocasiones especiales.
Entiendo que los tiempos han cambiado, tanto que llevarme contigo podría significar un peligro.
Comprendí que mi destino sería estar encerrado entre terciopelos y sedas.
Admiro tu constancia, cada día que pasa a la misma hora accionas la cuerda que me permite seguir indicando las horas por necesidad guardadas.
No celo a los que me sucedieron, era imperioso para vos tener un reloj que marcara las horas de tu vida.
Debo confesarte que algunos de mis sucedáneos son más modernos, digitales o análogos cumplen la misma función, te señalan el tiempo, aquel que se ha ido, el que se acuna en tu alma, jamás aún cuando lo intenten podrán parecse a mi, soy el que guardó dulces secretos.
Ninguno por más tecnología que posea fue testigo de tu adolescencia.
No me olvides, todos los días a la misma hora espero estar entre tus manos, no importa si vuelvo al interior de un coqueto estuche, mi corazón de metal, sabe que ha sido el primero en tu vida.



http://www.youtube.com/watch?v=sBWYgycjn…

No comments: