HOJAS MUERTAS

El otoño en el norte de un país remoto me encuentra resistiendo en los brazos marrones que conforman las ramas de un árbol.
Mi vida se extinguirá en pocas horas, estoy extenuada, la lucha con el viento me ha dejado sin fuerzas.
Te he visto fotografiar a esa especie de madera noble, la lente de tu cámara captaba nuestros movimientos, movimientos parecidos a una danza cuando la brisa melodiosa nos balanceaba.
Dejé que las flores cargadas de fragancia descansaran sobre mi superficie, no deseaba que ninguna culminara en el suelo.
Vanos fueron mis intentos de detener el tiempo para que tu mirada se llenara de paisajes majestuosos.
He aprendido a vivir en etapas, corría el mes de abril,la temporada estival había sido pródiga nos permitió vivir más allá de fechas establecidas.
Mis hermanas formaron una alfombra, alfombra dorada que crujía bajo tus pasos.
Me hubiera gustado saber de dónde venías, tu mirada triste me llevó a pensar que habías salido del infierno, infierno terrenal que tan bien describiera Dante.
Pisaste con odio el piso amarillo, no supiste que cada crujido era un gemido de dolor.
Te entendí como tantas otras veces, arrastrabas una pesada cruz, no permitiste que nadie te ayudara.
Decidí contemplarte, no eras el mismo que había conocido en primavera, solo yo sabía que las explosiones de la naturaleza te perturbaban, no me atreví a decirte que te miraras en un espejo, el terror se habría apoderado de ti al observar solo sombras.
Los que conocen del comportamiento del tiempo anuncian la primera nevada en este paisaje norteño.
No puedo decir que ellos sepan la hora de mi muerte, lamento que tu forma de ser te haya llevado a ese estadío.
Entre vos y yo hay enormes diferencias, es posible que la fuerza del viento precipite mi caída, me gustaría que la misma fuerza borrara todos los fantasmas que te han convertido en un anciano al que le falta sabiduría.
Sabiduría que podría recrear contándote mis experiencias.
A fines del invierno los rayos de sol lograrán que las ramas desnudas vuelvan a tener brotes, la naturaleza volverá a formar mi silueta verde, recuperaré los bordes que me brindan armonía.
Reiré cuando los primeros pájaros gorjeen sus melodías, acunaré racimos de flores, flores que no te permites ver.
Quita los cerrojos de tu alma, disfruta, tengo la suerte de morir y renacer muchas veces, tantas que he perdido la cuenta.
No puedes asemejarte a mí, eso me entristece.



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