BAJO CERO

Vivo en distintas latitudes, mientras en el norte del planeta disfrutan de playas paradisíacas, me instalo en el sur.
No tengo respuestas para los que viven el centro geográfico del orbe, descubrí que allí no soy bienvenido.
No conozco demasiado de isobaras y otras cuestiones que hacen a la meteorología.
Puedo decirte que cuando estoy cansando de tanto trasladarme, descanso en los desiertos, desiertos inconmensurables, desiertos vestidos de dorado, arenas que la menor brisa levanta, y en esos instantes irrepetibles cuando no se puede medir la altura observo silentes los cactus, única señal de vida verde.
Trato de alejarme, convoco a las luces del alba con el único propósito de no despojarte de tu corona conformada por flores de diversos colores.
Nunca quise acercarme demasiado, temía robarte un pétalo para llevarlo de recuerdo, te dejé solo con tus soledades, debía partir hacia otros destinos, instalarme en mi hábitat, ese que me fue conferido al nacer como Frío.
No creas que quise ser quien soy, a veces me divierto jugando con los niños o grandes que arman muñecos en la nieve.
Siento un dolor inexplicable cuando suelo alojarme en el interior de tu alma, en esos momentos no rigen las estaciones, gélido puedo traerte sombras que no quieres más allá de los indicadores del almanaque.
El tiempo no conoce aquellos, solo tú eres el artífice de tu propio destino.
No alcanzarán las palabras que sirvan para derretir el hielo, hielo que puedo afirmar que no traje, hielo que opaca tus pensamientos.
Cuando ello ocurra no dudes en desterrarme, no temas por mí, estaré acompañadote en la cima de un cerro, enfriaré tus manos ardientes, manos exhaustas por las caricias que regalas.
No interrumpiré el néctar que fluye en los besos.
El fuego que te une a la persona que amas no es un enemigo, a él le tengo respeto.
Velaré tus sueños tibios, no deseo que te parezcas a mi, solo debes disfrutarme, construye muñecos de nieve para reírte, puedes colocarme gafas, coloridas bufandas.
Aléjate cuando creas que perturbo tu conciencia.
No quiero ser testigo de tus tristezas, solo de tus aciertos.
Amalgamados podemos agradecer cada día a la vida, solo de ti depende.
Presto acudiré a tu lado, te advierto que no seré cómplice de malos momentos.
Sonríele al viento, en pocos meses mi vida errante estará en otras latitudes, quiero ser tu compañero, jamás tu enemigo.
Disfrutemos juntos, tú con un café, yo dotado de alas imaginarias las desplegaré para volar hacia destinos remotos.
Mientras dure mi presencia solo quiéreme, lo necesito tanto.


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