Saturday, April 15, 2017

TUS ALAS ME PROTEGEN





Apartándome de las distintas creencias expresaré sin ser una estudiosa de la angelología ( estudio de los ángeles) tengo la certeza que todos los seres terrenales cuando culminan su vida en la tierra, pasan a revistar en la categoría de Ángeles Celestiales más allá de cualquier religión.
Escribo mi postura respecto al tema de acuerdo a la realidad más triste que me tocó vivir cuando la muerte soberbia, arrogante y misteriosa te llevó de mi lado sin lograr su objetivo literal.
No estás desde hace casi veinte meses, no físicamente sino que volviste a renacer dentro de mi alma.
Tu presencia es constante aún cuando no te vea en la realidad que vivimos los terrenales.
Mi realidad sos vos sin importar donde estés en forma corpórea.
Te percibo en sueños o estando con absoluta lucidez.
Te has convertido en mi ángel guardián, custodio de cada instante de mi existencia.
Quien me sostiene cuando me ve caer en abismos de los que no podría emerger sin tu ayuda.
Siento tu protección a diario.
Sé que sos vos quien me ayuda a permanecer de pie para seguir sin saber muy bien para qué o por qué.
Si bien cuento con una familia chiquita no alcanza para morigerar el dolor de una partida tan absurda como temprana.
Todos nacemos por un acto de amor, tomamos como nuestras las palabras de la fe cristiana que sostiene que hay que crecer para multiplicarse con el propósito que no se extinga la especia.
Muchos me preguntan por qué siempre afirmo que hay seres terrenales y oreos humanos,
La línea que los diferencia es tan delgada que puede llevar a conclusiones desacertadas,
El terrenal vive por sí y para sí sin importarle demasiado las necesidades del otro.
El que califica como humano tiene otras cualidades que los diferencian de los primeros.
Son los que se preocupan por el prójimo sin importarles el credo, raza o color cuando se trata de ayudar a otro igual o parecido.
Humano es el que ayuda sin mirar a quien.
El ser solidario que brilla con luz propia.
Esta es mi percepción personal y no todos deben estar de acuerdo con ella.
Desde que comenzamos a escribir el libro de nuestras propias vidas algo nos diferencia de los otros, por ello cada terrenal es único e irrepetible.
Desde mi óptica es una realidad única y me sobran motivos para demostrarlo.
Te tuve in tiempo demasiado corto, suficiente para afirmar que naciste con una luz especial, no porque fueras mi hijo.
Muchas personas que hoy te recuerdan casi tanto como yo me cuentan de tu carácter especial.
Por sobre todas las cosas destacan tu solidaridad.
Se hico parte de tu humanidad el viejo axioma de hacer bien si mirar a quien.
Me llena de orgullo conocer anécdotas de tu vida social.
Eras diferente a los demás que pasan por suelo terreno ignorando al otro.
Cuenta la leyenda urbana que cuando Dios generó la vida pensó que los hijos serían los encargados de despedir a sus mayores.
Toda regla o dogma tiene su excepción,
La experimenté en carne propia cuando te tuve que despedir solo acompañada por tu prima.
Estaba turbada por los golpes recibidos durante los quince días que estuvimos internados.
Pese a tener en forma permanente tu mano sostenida en la mía y la izquierda apoyada en tu pecho, no percibí o no quise hacerlo el momento en que tu corazón dejo de latir.
Para Selene que estaba más tranquila pudo racionalizar ese paso fugaz entre la vida y la muerte poniendo una de sus manos sobre tu cuello.
Estábamos solas, cuando noté que se persignaba me dí cuenta que habías comenzado a elevarte para estar cerca de un Ser Superior que decidió no sufrieras más tormentos, te tomo entre sus brazos para que los terrenales que te trataban no insistieran con una tortura que soportaste como el ser más valiente que conocí.
Estaba desconectada destiempo y el espacio.
Solo pedí que bajaran las barandas de la cama para poder darte el abrazo final.
Hoy que e l dolor me permite pensar cn más claridad, tengo la certeza que tus alas son coloridas tal cual fue tu vida, diferente a las demás.
Me resulta confortable establecer este contacto literario a diario.
Mientras escribo para vos reina el silencio en mi refugio y así será hasta que llegue mi momento en el que podré disfrutar del reencuentro de una mamá que hubiera dado su vida a cambio se la de su hijo.
La soledad es insoportable, nada la puede paliar, pienso porque durante tu vida en la tierra nuestra relación fue más allá de los límites convencionales de un hijo adorado con su mamá.
Extraño tu complicidad, nuestras charlas que tenían como único vehículo las miradas.
La paz que merecemos llegará cuando deba ser.
Más allá de mi impaciencia y ansiedad espero ese momento con la tranquilidad que me brinda tu compañía.
Desde aquella gélida mañana de agosto mi única necesidad es darte un beso como el que cada mamá intercambia con su hijo.
Debo aceptar la realidad aún cuando me resista a ello no la puedo modificar.
Conserva el color de tus alas para el momento de nuestro próximo encuentro,
Por ahora debo conformarme en contra de mi voluntad con imaginar si colorido.
Te pido que tengamos paciencia.
No sabemos cuanto más deberemos esperar para estrecharnos en un abrazo eterno.
Mientras el tiempo transcurre solo te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=u3veQSCxTQ4

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