Tuesday, April 17, 2018

CONSIDERAR AL OTRO, SIEMPRE







Casi sierre los terrenales somos egoístas.
No nos damos la oportunidad de considerar al otro.
Escuchar sus necesidades para concluir que no somos el ombligo del mundo.
Nuestros iguales tienen problemas, igual que cualquiera de nosotros.
No todos son idénticos.
Pese a ello deberíamos darnos la oportunidad de escucharlos.
No se trata que una conversación arregle los problemas del mundo.
Prestar atención a aquello que nos cuentan es aprender.
Refiero a charlas medianamente serias y boca corrillos de salón de belleza.
Tuve un gran instructor.
De nobleza y solidaridad innatas.
Pese a su juventud pura, límpida. Hago mención a mi hijo que partió de manera prematura, pude imbuirme en su esencia de ser luminoso y solidario.
Sus enseñanzas son premisas fundamentales en mi accionar cotidiano.
Jamás entablaría una charla por el medio que fuere, para hablar con terceros.
El desprecio duele.
Corroe los más puros sentimientos.
Es satisfactorio cuando te dedican un minuto solo para vos.
Nadie tiene obligaciones para con nadie.
En esos casos puntuales no custa nada manifestar “Ahora no puedo atenderte, llamar otro día”
Es una buena manera de hacerle sentir al interlocutor que sus palabras o emociones son importantes.
No hay nada más doloroso que sentirse un paquete que estorba y no sabemos donde colocarlo.
El abanico de posibilidades es enorme en cuanto a ejemplos se trata.
Están los seres oscuros, peleados con la vida.
Terrenales que en un segundo transforman el cariño en odio.
Me apenan porque son seres que sufren más que los otros, aferrados a sus ideas, se niegan a salir de la ignorancia que su pone que lo mejor para vestirse de fortaleza es maltratar al otro.
No se dan cuenta que se van quedando solos.
De ellos casi no tengo recuerdos.
Tienen oportunidad de rever sus posturas, cuando insisten en las provocaciones, los ignoro.
No soy la fuente de la sabiduría.
Tampoco la dueña de verdades absolutas.
Cuando el destino sin preguntarte te asesta el peor golpe que es la perdida de un hijo amado, todo se observa desde otra perspectiva.
No existe dolor más profundo que ver partir a un hijo el la plenitud de su vida.
Un ser de luz que tenía miles de proyectos que la muerte en un segundo dejí truncos.
Por ello cuando la vida se te cae encima, escarbando las heridas que permanecen latentes, lo demás es secndario.
Nada es más importante que la vida de un hijo, poder besarlo a la hora que se te ocurra.
En mi caso sumergirme en su mirada tan bella como profunda.
Quienes lo han conocido saben que no exagero.
Es hermoso, no solo exteriormente, la belleza de su interior trasciende el tiempo.
No puedo guardar todos los besos que no te he dado, las caricias que no has recibido.
Se renovaré el amor entre madre e hijo más allá de la eternidad.
Sentiré que he llegado al cielo cuando pueda abrazarte.
Muchos humanos, dudan de los reencuentros entre los que se han ido y los que esperamos ser pasajeros eternos.
Respeto cada una de esas teorías.
Prefiero pensar que en alguna dimensión nos encontraremos para siempre.
Nada podrá separarnos.
Mientras tanto te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=s8giDmPi1Eg&t=299s

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