Monday, January 21, 2019

ETERNAMENTE PARÍS





Emplaza a orillas del Río Siena es el monumento emblemático de París.
Al mencionar la Ciudad Luz, la primera asociación es la Tour Eiffel.
Estructura de hierro construida por el ingeniero francés Alexandre Gustave Eiffel para conmemorar los cien años de la “Toma de la Bastilla”.
Noche mágica donde el pueblo francés eligió para siempre su destino de libertad.
Estructura de hierro de trescientos metros de altura.
Algunos detractores la denominaron el “monstruo de hierro” desconociendo se convertiría en el símbolo de la capital francesa.
Durante mucho tiempo fue considerada la construcción más alta del mundo.
Con el transcurso de los años en su cúspide fue colocada una antena de más de veinticuatro metros de altura, utilizada para la transmisión de programas radiales y televisión.
El monumento más visitado del orbe.
¿Quién no ha soñado visitarla?
Tomar uno de los ascensores para llegar a la cima es como estar muy cerca del cielo.
En los pisos más altos está protegida por cristales rodeando la masa de hierro con el objetivo de evitar accidentes.
Sitio soñado desde donde es posible observar la ciudad entera.
Desde las alturas es similar a una obra de arte ni siquiera imaginada por artistas de cualquier época.
¿Desde tu cielo, el que ansío compartir, podés divisarla?
¿Incurro en un error si afirmo en tu bello rostro se ha dibujado la más tierna de las sonrisas?
Es cierto, tengo vértigo.
Asida de tu mano olvidaría esa sensación.
¿Recordás los distintos viajes que nos llevaron a ascender rutas de montaña?
Son más elevadas que la “Tour Eiffel”.
¿Por qué siempre me has transferido seguridad absoluta?
¿Sabe el mundo que no tenerte es un castigo inesperado?
¿Tan graves fueron los errores, por mi cometidos?
¿Fuiste elegido por tu luz, tal como afirmaré siempre?
¿Son necesarios, tantos ángeles en el cielo?
¿El destino por mi no elegido será continuar mi derrotero, totalmente sola?
Imaginemos que estamos cruzando uno de los treinta y siete puentes que atraviesan el Río Sena.
La idea primigenia es visitar la basílica de Nuestra Señora de París.
Desde cualquiera de los puentes es posible admirar la torre.
Con su punta pareciera intentar acariciar el firmamento.
Cual vigía solitario es mudo testigo de todas las actividades parisinas.
¿Ingresamos a Notre Dame?
Impresionantes los frescos en los techos abovedados de la famosa Basílica.
Los recuerdos detienen mi paso ante la marmórea pila bautismal.
¿Cuántos niños habrán recibido su bautismo desde entonces?
Como cada uno de ellos recibiste las aguas bautismales en una Basílica de Argentina.
¿Será por ello que en el primer sueño me decías que dormías en sus escalinatas?
Sueños desordenados que no desean regresar a mis noches vacías.
Te propongo disfrutar de la posible concreción de esta utopía.
Vamos hacia la Tour Eiffel.
Utilicemos cualquiera de los medios de elevación.
La idea es no perdernos ningún detalle de la capital francesa, desde el punto más alto.
Imaginariamente extiendo las manos.
Deseo atrapar una nube.
Mostrarte la pureza de su blancura.
Vuelan los pensamientos.
Desolada intento encontrarte con la mirada.
¿Dónde estás mi querido?
La realidad una vez más responde con voz desagradable.
No quiero escucharla.
Entre risotadas siniestras, grita:
¡Otra vez has soñado despierta!
¿Tiene importancia?
No, he podido sentir la tibieza de tu mano, sujetando la mía, como es tu costumbre.
Tesoro de mi alma, te amo más que siempre.
La espera es ingrata.
¿Hasta cuando estaré sometida a ella?
Mi vida, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.


https://www.youtube.com/watch?v=Iw3gn1Ij7mQ

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