UNA CONCERTISTA ESPECIAL

La lluvia no ha cesado desde ayer.
Todos los habitantes de la ciudad en la que vivo deseamos el tiempo mejore en el transcurso de las próximas horas.
¿Te preguntás el motivo de nuestra ansiedad?
Es sencillo.
A las diez y nueve concurriremos a la inauguración de un espacio cultural a cielo abuierto.
Durante mucho tiempo ha sido el deseo de las autoridades contar con el mismo.
Fueron convocados arquitectos que trabajaron en las obras de conservación y mantenimiento de uno de los teatros con mejor acústica del mundo.
El teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires.
El desafío ha sido majestuoso.
En uno de los predios más grandes, ubicado a orillas de las aguas del río color león, se ha erigido un espacio, custodiado por las estrellas, similar al Partenón griego.
Sitio poseedor de una acústica especial.
Se levantaron altas empalizadas para que nadie pudiera observar los trabajos que se realizaron durante meses.
También el cielo fue custodiado con el propósito que los drones, que utilizan los canales de noticias, no pudieran surcar el espacio aéreo.
Ese objetivo fue cumplido.
Con el propósito de probar la resonancia se ha programado un concierto para las diez y nueve horas.
Vestiremos las mejores galas para recibir a una concertista especial.
Situados en las gradas, aplaudimos con fervor a una bella joven.
Camina lentamente hacia una silla donde ejecutará el violín que descansa sobre una mesa, en la que reposa una flor blanca.
La brisa suave deja de silbar.
Se va a dormir con la estrella mayor del universo, quien comienza a esconderse en el horizonte, dejando tonos dorados y rojizos en un cielo ahora espectacular.
Lejos de la mirada de los concurrentes el locutor, dio la bienvenida a la artista.
Cuando notamos que se trataba de un ser invidente, el fervor de los aplausos aumentó.
Admirados observamos a la frágil muchacha, sentada al borde de una silla imponente.
Agradecido con la musicalidad de su voz la flor depositada junto al violín.
Los primero acordes conmovieron al auditorio.
¿Has podido escuchar desde el cielo, donde morás, la sonoridad del violín?
La concertista no necesitaba partituras.
En cada entrega se repetían las ovaciones.
Fueron dos horas o tal vez un poco más en las que pudimos oír música clásica.
Para animar a los concurrentes, el final fue con clásicos de todos los tiempos, ejecutados de manera magistral.
¿Por qué no pudimos compartir este momento angelado?
¿Cuál es la distancia real que nos separa?
La otra no existe, siempre estás enlazado a mi alma.
Ambos disfrutamos de cualquier expresión artística.
En cada tema ejecutado pude viajar hacia vos.
¿Te he dicho cuánto te extraño y te amo?
¿En qué momento podrás corporizarte para que pueda darte ese beso cotidiano que desearía fuera recibido por vos?
¿Cuándo podremos fundirnos en la calidez de un abrazo?
El concierto finalizó.
La concertista tomó la rosa que antes estaba junto al violín y no dudó en besar sus pétalos anttes de elevarla al firmamento azul, bordado con estrellas de cristal.
Una pequeña inclinación de su figura antes de retirarse de este lugar cargado de enigmas, misterio y belleza.
Preferí quedarme un rato más sentada en las gradas.
Mientras el público se retiraba, no dejé de observar la esfera celestial.
¿Cuál es la estrella que ocupás?
¿Sentís comodidad?
¿Qué noche visitarás mis sueños?
¡Deseo como antes sumergirme en la profundidad de tu mirada!
¿Por qué la angustia tiene sabor a derrota?
¡Jamás claudicaré!
Mientras dure esta existencia carente de sentido, continuaré mi derrotero.
¿Hasta cuando deberé seguir aguardando?
Mi tesoro, conocés la intensidad de este amor que a diario crece un poco más.
Te pido paciencia.
Deseo llegar a vos, mientras ello ocurre, te pido, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=TrKy7_4zG9k