Monday, August 12, 2019

ENTRE ELLOS, ÉL



Extiende sus dorados brazos entre la floración de ciertas especies arbóreas.
Tímido asciende al espacio infinito del cielo.
No tiene decidido si permanecerá aquí donde la vida se percibe solo al mirar en derredor o en el cosmos añil, donde dicen descansan quienes han perdido la vida.
¿Estás allí?
¿Por qué si la estrella más grande del universo genera vida, no te la devuelve a vos?
Mientras mis ojos se deleitan con la vista que he querido compartir en este contacto, quiero decirte que ha sido tomada en otro lugar del planeta donde transcurre, caluroso, el estío.
Aquí o allá Febo juega a las escondidas filtrándose entre las hojas, ofreciendo una vista espectral.
Por un instante quisiera tener los dones del Astro Rey, para traerte a mi lado.
Es desesperante la soledad.
Con el paso inexorable del tiempo se transforma en una enfermedad incurable.
Solo en un lugar se podría sanar.
Ese enclave lo conocemos como eternidad.
¿Existe?
¿Cómo se desarrolla la existencia en ese espacio tan misterioso?
¿Tendré la posibilidad de llegar en alguna ocasión?
¿Falta mucho?
Buceando en la memoria, recuerdo que esos arbustos con flores rojas, están en una de las calles laterales cercanas al colegio, donde ayer regresé después de mucho tiempo.
Le contaba a alguien que quiero con sinceridad, había superado la prueba sin desfallecer.
Jamás superaré tu ausencia.
¿Quién elige los seres que deben morir?
¿Por qué los jóvenes con miles de proyectos a cumplir?
¿En que estación quedaron los tuyos?
¿A mitad de camino o en el final?
Es injusta la desigualdad.
No he conocido a nadie que pueda continuarlos.
Tu originalidad es única e irrepetible.
Todos los días de esta vida que me ha tocado tienen su dificultad.
Los próximos quince días, a partir de mañana, reflotarán los vívidos momentos de hace cuatro años.
Una tragedia para la que nadie está preparado ni desea protagonizar.
Los sentimientos generan conflictos internos.
En nuestro caso sabíamos que algo funcionaba mal.
Nos convertimos en discapacitados, evitando reconocer que prontamente, llegaría el final.
Imposible olvidar tu risa al principio.
Reías pese al dolor para darme energía a mí.
A medida que transcurrían las horas, la luz de tu mirada se opacaba.
Tu voz, antes estentórea se debilitaba hasta convertirse, en casi inaudible.
Solo quien escribe entendía cada uno de tus requerimientos.
Los peores quince días de nuestras existencias, donde nunca nos soltamos de la mano.
Era enorme tu terror a lo desconocido.
Para calmar tus temores, inventé mil historias, a sabiendas que ninguna prosperaría.
Puedo enarbolar la bandera de la conciencia en paz, pues supe desde el primer instante, no me separaría de vos.
Quería compartiéramos todo.
En ese todo también, incluyo el dolor.
Un sentimiento tan profundo que no existen palabras que lo describan.
¿Sabían quienes me leen, que la fragilidad que antecede a la muerte, eleva los sentimientos de una manera que no se puede adjetivar?
¿Cómo se hace para expresar el amor más puro del mundo, próximo a dormir para siempre?
Mi ángel se durmió una gélida mañana de agosto.
¿Por qué nadie te otorgó la posibilidad de despertar para mí?
Hoy cuando elegí la postal que antecede a mis letras, aún cuando no resulte creíble, puedo afirmar que la luminosidad de los rayos de sol, entre las flores se parecían demasiado a tu propia luz.
Puedo aseverar que no padezco de alucinaciones ópticas.
La luminiscencia derramada por el ser que más amo en la vida, también producía figuras espectrales.
En pocos meses florecerán los arbustos que nos maravillaron camino a la escuela.
¿Tendrás la posibilidad de florecer para mí?
Nunca haré esfuerzos que me obliguen a asumir tu realidad.
Poco me importa la distancia física que nos separa, dado que te llevo adherido a mi alma.
Solo deseo verte para darte un beso.
¿Podré cumplir esta utopía?
¿Podrías ayudarme a creer que los milagros existen en algún lugar?
¿Por donde debería comenzar a buscar?
No tengo interés de esperar mucho más.
¡Quiero estar junto a vos!
Nada me conforma.
Duele la soledad.
Mortifica el desamparo.
No puedo eludir preguntarme ¿Qué hice mal?
¿Qué más me faltó hacer?
No cesaré en mi búsqueda, jamás.
Aterroriza pensar que no te encontraré.
¿A quién debería decirle, estoy preparada para partir?
¿Por qué dilatan mi final?
Tesoro de mi alma, ayer en la puerta del colegio, sentí atisbos de paz.
Hoy estoy más vulnerable que nunca.
Nada debo hacer en suelo terreno.
¿Podrás esperar mi llegada?
¿Me reconocerás?
Necesito recorramos de la mano los senderos de la eternidad.
Preciso asombrarme al descubrir que tu mundo se asemeja a este donde cumplo mi cautiverio.
Transmitirnos eternamente el amor que nos une.
Estar juntos para siempre.
Volver a escuchar la sonoridad de tu risa.
Mirarme en tus ojos, igual que antes.
Por sobre todo tener tiempo para conversar.
Renacer en un abrazo.
Romper este silencio que lleva casi cuatro años.
Tesoro te amo de una forma dificultosa para dimensionarla.
Te pido tengas paciencia, también no dejaré de repetir mi diaria solicitud, no olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=JMo0_9XuLzQ

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