Monday, August 26, 2019

INTENTAR AVANZAR, SIEMPRE



Mi vida, ha transcurrido otra noche sin tu presencia en mis sueños.
Difícil de conciliar por la fecha que se aproxima.
En la oscuridad suelen aparecer diversas imágenes, convocadas por la memoria.
En esa irracionalidad tenebrosa se van hilando recuerdos.
Ningún esfuerzo realizado podrá anclarme en el pasado.
Solo en estado de vigilia se puede lograr.
Una de tus pasiones desde muy niño era visitar el estudio de tu abuelo materno.
Todo llamaba tu atención, no dejas de posar tus manos en los objetos que estaban a tu alcanza.
Los abuelos son permisivos, el tuyo jamás fue la excepción.
Solo te negaba jugar con el cortapapeles con mango de cuero color tabaco.
Nunca se hubiese perdonado te lastimaras.
La atracción principal era el secante de tinta de lapiceras estilográficas.
No se usaba, formaba parte de los elementos del juego de escritorio.
No era un rectángulo como cualquiera.
Poseía forma de arco enganchado en cuero del mismo color.
Un obsequio de su padre cuando tu abuelo se recibió.
Se trata de un espacio adusto.
No predominan los colores fuertes.
Estilo demasiado clásico para mi gusto.
En las paredes dos cuadros reflejan los versos del poeta argentino Almafuerte.
Tu abuelo también escribe poemas bellísimos.
Muchas veces me instó a escribirlos.
Un no rotundo fue la respuesta.
No me adapto a ciertas formas de escritura.
En realidad ignoro si se trata de ajustarse a determinadas normas.
No lo he intentado.
Soy de los humanos que niegan antes de comenzar algo nuevo.
Eras un niño, concurrías a la sala de jardín, ergo no sabías leer.
Con la paciencia de un Buda, tu abuelo procedió a leer la primera estrofa de los versos.
Los escuchaste con atención aún cuando no comprendieras el contenido.
Más adelantes los primeros versos eran un dogma cuando se presentaba alguna dificultad.
Recordé también, los vidrios de la puerta cancel que separaban el estudio de la sala de espera.
Afirmabas casi en secreto, “Ma, los cristales están manchados”
No estaban sucios, en el centro de aquellos cristales biselados, contenidos entre una pequeña corona de hojas estaban en letra gótica, las iniciales del nombre del abuelo.
Insistías que no podía ser ya que las letras no sobresalían del mismo.
Te conformaste cuando prometí llevarte a una casa donde se hacía biselado de cristales.
Las dificultades me atraparon desde que desperté.
Hace cuatro años, un día como hoy, te sometieron en nombre de una supuesta cura a los peores padecimientos.
¿Cómo se puede mentir de manera tan obscena cuando se está frente a un enfermo que morirá a los dos días?
Nunca comprenderé ese accionar tan irrazonable.
Buscar, manosear cuando nada se puede hacer.
Convertir al enfermo en una presa.
Intentar quedarse con el mejor trofeo.
A la distancia produce asco y rechazo.
Tengo la certeza que si hubieras tenido un hilo de voz entendible, hubieses echado mano de las letras del poeta como en otras oportunidades riesgosas.
Por la tarde coincidieron en la visita tus hermanos de la vida y tu prima.
Para que conversaran tranquilos, me dirigí al loby del sanatorio.
Allí esperan otros amigos para verte.
A los tres que mencioné, con la generosidad que te caracteriza, les formulaste un pedido “Cuiden a mi mamá, no la dejen sola”
Una vez más quedaría al descubierto la grandeza de tu alma.
También la luminosidad de esa llama que se estaba extinguiendo.
La sabiduría en los seres elegidos no tiene nada que ver con los años.
¿Cómo me siento?
Aturdida por los estruendos del pesar más profundo.
¿Por qué no pude como otras veces ser la compañera del último viaje?
¿Por qué motivo impidieron fuera tu guía en los caminos eternos?
Una.
Mil veces me preguntaré ¿Qué hago perdiendo tiempo en suelo terreno?
En dos días se cumplirán cuatro años de ausencia.
Hasta el momento nadie pudo decirme ¿Cuáles son las supuestas misiones que debo cumplir en la tierra?
¿Cuál es el motivo de la carencia de argumentos que sostengan semejante afirmación?
¿Creen que el dolor nos quita porciones de intelecto?
Al contrario.
Comienza el camino de resolver sin ayuda externa cada uno de los interrogantes que aparecen luego de la muerte de un hijo.
Se acude a fuentes de información, antes no conocidas para encontrar ese alivio que nunca vendrá.
Se intenta estar mejor para respetar la memoria de quien ha partido.
De verdad no es posible.
¿Cómo evitar el llanto ante la evocación de momentos compartidos?
¿Por qué me piden que avance cuando creo estar detenida?
No creo, quiero estar atravesando esa instancia, para anclarla en los días felices.
¡Los hubo!
Son los que me mantienen de pie, sin saber muy bien por qué o para qué.
¿A quien puedo pedirle lleve mi cario a ese enclave enigmático donde se supone están los muertos?
¿Por qué no puedo despertarte con un beso?
¿Hasta cuando esta condena?
Tesoro, te amo más que siempre.
Imposible cuantificar la pena de la perdida.
No me alcanzan estos enlaces.
Hoy quiero dejarte los versos de Almafuerte.
Por favor hijo de mis entrañas, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá,

¡¡¡ AVANTI!!!
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras
cien, otras quinientas...
No han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas
Obsesión casi asnal para ser fuerte,
nada mas necesita la criatura.
y en cualquier infeliz se me figura
que se rompen las garras de la suerte...
¡ todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de la muerte!


https://www.youtube.com/watch?v=LKoubP9m_EE


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