Sunday, February 11, 2007

IMAGENES

Frente a este inmenso dolor, ellas perduran en mi mente.
Los sentimientos son puros y nobles, camino como siempre por la orilla del mar, los pájaros duermen en sus nidos, el silbido del viento mece las hojas de los árboles cantando una canción de cuna.
La marea en su danza dejó caracoles en la playa, algunos descansan en mi bolso, otros se los llevó el agua.
La arena cubre con granitos de oro mi cuerpo, pero se queda quieta cuando llega al fondo de mi alma.Siempre te he esperado, aún cuando fueras una utopía.
Compartimos largas charlas, conocí tus sueños y dejé una puerta abierta para que te adueñaras de los míos.
El destino es incierto, a veces juega con las olas y otras se junta con el viento para desandar caminos conocidos.
Fuiste el embrujo que enrejó mi corazón, hoy la vida quiere que seas un recuerdo que siempre me acompaña.
No me canso de mirar el mar, pienso que las olas te devolverán a la playa.
Cierro los ojos y te veo esbelto, tu piel tiene el color de los caramelos, esos que probé cuando la soledad se adueñaba de mi alma.
Te recuerdo manso regalándome besos, tus labios se posaban como mariposas de colores haciendo que mis manos volaran como pájaros, hasta llegar allí, donde no existe el espacio ni el tiempo.
Compartimos noches de amor, fuego y misterio, vimos como la luna intentaba desprenderse del universo, extasiados miramos sus rayos de plata, preludio del nacimiento de las primeras estrellas.
Juntos recorrimos todos los caminos, algunas ilusiones permanecían, otras estaban rotas.
No puedo olvidar cada una de tus palabras.
Nuestro mundo era diferente, en cada paso como las flores brotaban nuestros proyectos.
Diminuta sobre el horizonte se dibujaba la silueta de una niña, inocente y cándida se entegaba a los juegos en la arena.
No supe, no quise arrebatar la ilusión de esos ojitos que brillaban como azabaches al final de la playa.
Era una niña hermosa, tal vez otros no apreciaran la belleza de sus inocentes ojos negros, sin embargo para mi era la imágen nítida de la desolación.
Era pequeñita, en su mirada tenía la fortaleza de un gigante, quise abrazarla, al intentarlo mi abrazo se perdía en las sombras,esa que una nube traviesa de a ratos ocultaba el sol de nuestras vidas.
Ella corría detrás de otra figura, sus piecitos descalzos dejaban marcas en la arena.
No tuve el valor de sentirla mía, nacida de mis entrañas, otra mujer, su mamá la esperaba para regalarle abrazos que solo puede dar una madre que ama al fruto de su vientre.
La dejé escapar, no era justo que mi utopía necesitara sentirla mía.
Sus ojitos negros hoy marcan el sendero de mi vida, con su mirada negra aprendí a escribir las primeras letras de mi destino.
Ella crece feliz en otra playa, juega con caracoles idénticos a los que alguna vez guardé en mi bolso.
¿Quién es capaz de quitarle algo a un niño?
Su recuerdo me acompaña, su sonrisa de perlas me invita a sonreír, sus ojitos brillantes intentan arrojar un poco de luz a mi solitario sendero.

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