Friday, April 20, 2007

HISTORIA DE UN LIBRO INCOMPLETO

Con tanto conocimiento enloqueció al punto tal que decidió sacar de los estantes todos los libros de la biblioteca donde trabajaba.
Pidió un té para tranquilizarse y mirar la cubierta de los libros, las encuadernaciones eran de todos colores.
Grandes autores la miraban desde los títulos, en ese instante tomó conciencia, con su actitud estaba dañando sin querer a quienes había dedicado su tiempo a escribir páginas enteras para que chicos y grandes encontraran un momento de paz y sosiego.
Dejó la taza de té sobre su escritorio, debía comenzar a recomponer el desastre que por un momento se había apoderado de ella.
Buscó en el cajón de su escritorio, un paño sería su arma para dejar todo en órden.
El primer estante estaba listo, los libros apilados daban las gracias por volver a su espacio, algunos sabían que pronto integrarían una feria famosa, pronto serían embalados en prolijos canastos para ser depositados en mesas de un espacio que ya conocían de otras ediciones de ese magnífico evento.
Con cuidado siguió acomodando los libros y separando aquellos que saldrían a pasear por otros sitios, ése lugar lleno de encanto donde todos se unen para apreciar la lectura.
Estaba cansada, consultó su reloj, aún tenía tiempo.
Sentada en un mullido sillón observó sobre la mesa un libro de tapas blancas, sus letras doradas indicaban que era el libro del destino.
Una suave brisa entraba por la ventana, afuera el otoño regalaba ocres y dorados.
Cerró los ojos, aún conservaba el libro en sus manos, las hojas de éste no estaban concluídasEl libro tomó vida, apareció un hombre de cabellos blancos, su barba de plata denotaba el paso del tiempo, mientras las hojas danzaban pidiendo ser completadas, el visitante se sentó al lado de la bibliotecaria que parecía dormida, con suavidad sacó el libro de sus manos, pudo observar que parecía un ángel dormido, le susurró al oído que necesitaba volver a su espacio pero para cumplir su cometido el libro que descansaba en una esquina del escritorio, debía ser concluido.
Aparecieron los duendes de las letras, en sus manos portaban plumas dispuestos a comenzar la tarea.
En sueños ella le contó parte de su vida, creyó haber sido feliz, le contó de su infancia acompañada por sus padres y hermanos, llegó a la adolescencia, entre risas recordaba los primeros amores, el momento en que creyó había encontrado el amor eterno.
Allí se quedó callada, el sueño la abrazaba, el hombrecito comprendió que esa joven recién había comenzado a transitar su destino.
No quiso despertarla.
Buscó un papel en él escribió unas pocas líneas, le pedía que siguiera escribiendo ese libro, que no se detuviera ante las adversidades, ellas formaban parte de la vida, que volcara cada instante vivido, él velaría sus sueños y cada momento.
La mitad del libro está escrita, la que falta será completada viviendo con intensidad cada día.

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