Friday, April 13, 2007

SIN SOMBRAS

La sombra de su perfil se veía por la ventana del moderno edificio, aún era temprano para encender la luz de su estudio.
En la pared un mapa indefinido, parecía que en su ausencia miles de arañas habían tejido sus redes para darle forma, no podía quitar la vista de él, se asemejaba a su vida, llena de recovecos inexpugnables.
Los lugares en blanco de la figura eran los caminos sin explorar, apenas el contorno del destino que le quedaba por vivir.
En su vida había conocido casi todo gente, lugares allí su pensamiento se detuvo recordó una tarde que caminaba por las frías calles de República Checa, primero paseó por la ciudad, admiró las cúpulas de mil colores que se erigían cerca del lago, iguales a las que ahora veía desde su hábitat en penumbras, profusamente iluminadas.
Caminando con cuidado ya que las veredas tenían vestigios de nieve, decidió ir al interior de esa ciudad, la belleza de las construcciones iba desapareciendo para transformarse en casa bajas, más adelante encontró un barrio precario, deshabitado, sin vida.
Siguió su camino acompañado de sus recuerdos y el silencio.
Otra vez el paisaje cambiaba, comenzaba a llover, en una esquina un niño trataba de proteger los diarios y revistas que vendía con unos plásticos sin lograr su cometido, se acercó a él, la mirada del pequeño trajo a su mente la propia niñez.
Al partir su padre en forma temprana él debió ser sostén de su familia por ser el único varón de la casa, de día también trabajaba en un puesto de diarios, por la noche dedicaba sus horas al estudio.
Pese a las contigencias de la vida logró su título universitario convirtiéndose en un hombre reconocido por su prestigio a medida que este aumentaba se sentía más solo, igual que ese niño que ahora en un bar calentaba su cuerpo con una taza de chocolate.
Un impulso lo llevó a comprarle todos los diarios y revistas a su pequeño amigo, sacó del bolsillo de su impermeable un fajo de billetes, se los entregó, por primera vez alguien en el mundo le mostraba con una tierna sonrisa su agradecimiento, los ojos del niño se iluminaron.
Le pidió al hombre que lo esperara, no tardaría.
El hombre existoso pidió una bebida fuerte a los pocos minutos el jovencito aparece en el bar en compañía de su único bien, Saúl su perro.
Era lo único que tenía para agradecerle, fue tan insistente que el hombre decidió aceptarlo.
De regreso a su departamento la lluvia había cesado, ya no estaba solo tenía un motivo para vivir.
Saúl, bañado y alimentado se enroscó como un ovillo frente al hogar.
El miró nuevamente el atril donde descansaba el mapa, algunas líneas se habían borrado, se iniciaba un sendero de luz, podría recomenzar nuevamente.
La vida le daba otra oportunidad, cambiaría todo.
A partir de ese momento se alejaría para siempre de las cosas materiales para vivir en plenitud cada instante.
Por la mañana se levantó cantando, bajó la escaleras del edificio, el sol del invierno apenas regalaba sus rayos, el corría alegremente por una plaza de ladrillos rojizos, detrás de él, Saúl jugueteaba contento.
La ternura de un niño había disipado sus sombras, nunca más estaría en soledad.
Ese niño en su ingenuidad le había señalado el camino correcto.

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