Monday, April 09, 2007

VIAJE SIN FIN

La única razón por la que vine es para contarles que lentamente voy deslizándome por un pozo sin saber donde finaliza.
Pareciera que manos invisibles me llevan hacia abajo, la caída es lenta, por momentos me deja suspendida.
Las paredes rugosas de colores grises con vetas marrones tienen escalones, en ellos hay fotos, en la primera no me reconozco pero sí a quienes entre sus brazos sostienen a un bebé recién nacido, son mis padres.
Quisiera quedarme en ése instante pero es imposible una fuerza extraña hace que siga descendiendo, veo retratada mi niñez, las risas de caramelo de mis amigos, hasta puedo escuchar el sonido de la música que acompañaba nuestros juegos.
Las manos de mi mamá acunándome para disipar el miedo, una voz me recuerda a mi primera maestra, mujer de tierna mirada que con paciencia nos enseñó las primeras letras.
El viaje sigue.
Mi primer vuelo en avión, intentar tocar las nubes con las manos, desde allí arriba, tan cerca del cielo ver los paisajes pequeños, todo parecido a un rompecabezas de colores azules y verdes.
Los juegos en la playa juntando caracoles, mientras la espuma de las olas dibujaba figuras en la arena.
Más abajo la adolescencia, las primeras experiencias de vida.
El primer amor o atracción, sentir una caricia que hace bailar el corazón fuera de su espacio. Otra foto, la mirada del amor verdadero, ésa que nos marca el sendero, junto a ella aparecerán diversas sensaciones, a veces nos sentiremos cerca del cielo, otras rozando el fuego del infierno.
En el descenso ya no hay fotografías.
Talladas con un cincel en las piedras aparecen palabras, esas que demuestran amor y las otras como la mentira que lentamente van llenando de llagas el corazón.
De pronto las manos que me sostienen me sueltan, aún sin tener alas vuelo sin rumbo, tengo miedo, está oscuro, el frío congela mis lágrimas, un manto helado cubre mi cuerpo, siento que floto, la oscuridad se adueña de ése espacio.
El pozo se expande, inmenso aparece el vacío, el silencio clava en mi cuerpo pequeñas dagas, cierro los ojos, en ese instante no siento nada.

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