Saturday, April 28, 2007

UN AMOR DIFERENTE

Tenían veintinueve (29) y veintitrés años (23).
Se habían conocido cinco (5) años antes en los claustros de la universidad.
Aníbal recuerda el día como si fuera hoy fue el once (ll) de julio,siete ((7) días después de su primera conferencia lo esperaba un viaje, había conseguido una beca para perfeccionarse.
Turbado por esos ojos que lo miraban con insistencia no podía concentrarse en las palabras que debía pronunciar para darle la bienvenida a los muchachos que tomaban apuntes de sus palabras, en el escritorio descansaban tres (3) láminas que usaría para apoyar sus teorías sobre el nacimiento de la humanidad.
Desde la primera butaca esos ojos negros como el azabache lo observaban de manera especial, quería sumergirse en ellos sin ataduras convencionales, deseaba esos labios dibujados.
Se detuvo un momento, mientras sacaba un bolígrafo del interior de su saco miró al estudiantado que con avidez esperaba las palabras del profesor, y allí estaba esa cara cincelada por un escultor, la palidez agregaba belleza a la belleza, jamás había visto un rostro tan perfecto, pese a que un escalofrío recorría su cuerpo tenía que seguir sin demostrar sus sentimientos.
La charla siguió amena, aún cuando su mirada estaba clavada en esa silla de la primer fila.
Le pidió a una alumna que fuera a buscar material que había olvidado, le indicó que estaba en el armario número trece (13).
Los estudiantes estaban entusiasmados con la charla, les agradaba conocer cómo había nacido la humanidad.
Los aplausos cerraron la exposición.
Las autoridades de la institución habían preparado un brindis de despedida, timidamente y sin que nadie lo percibiera le entregó una tarjeta con el número de su celular.
Llegó a su departamento, vivía en el piso diez y nueve (19) de un moderno edificio.
Su novia de toda la vida lo esperaba como siempre, solo que esta vez, ante la inminencia del viaje de su amado, había preparado una exquisita cena, durante la misma él se mostró indiferente, rechazaba las caricias de ésa mujer que creía acompañaría para siempre su destino, sus pensamientos estaban en otra parte, el corazón buscaba ésa mirada.
Ella sugerente comenzó un juego de caricias buscaba su boca, no la encontraba, ofrecía como tantas otras veces su cuerpo al amor, Aníbal parecía estar en otro mundo.
Le pidió que se fuera, quería ordenar sus pensamientos, tenía varias cosas para hacer antes de abordar el vuelo de las diez y siete (17) horas del día siguiente.
Rogó que ella no fuera a despedirlo al aeropuerto, odiaba las despedidas y no tenía ánimo de fingir.
Llegó con tiempo suficiente para efectuar los trámites de rigor, grande fue su sorpresa, en la otra punta del salón Esteban agitaba un ticket, en ese instante supo que ellos dos (2) iniciarían en la tierra de los tulipanes un amor eterno y sin condenas.

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