Saturday, April 14, 2007

MADAGASCAR

Una vez más Marcia debe alejarse de sus seres amados, sus estudios esta vez la llevan a Madagascar.
Al llegar no puede dejar de admirar el efecto que la humedad produce en la vegetación, la variedad de árboles es infinita, todos los verdes del mundo están en las hojas, prendidas de las ramas crecen orquídeas, el estallido de flores impresiona con sus colores.
Belén su compañera de viaje no deja de fotografiar todo lo que observa.
Las playas del océano Indico quedarán aprisionadas para siempre en una imágen.
A media mañana el sol brilla en el cielo, sus rayos parecen querer derretir la isla.
Regresan al hotel, mientras Marcia pide frutas para atemperar el calor, Belën vuelca las fotos que había tomado en su computadora, sorprendida observa cuatro fotos que ella está segura no haber tomado, no dice nada a su compañera de viaje, las guarda en su mochila pensando que alguien debe saber el motivo de ese misterio.
Por la tarde tienen una excursión, visten sus trajes de exploradoras, en la puerta del hotel las espera un jeep contratado por la empresa para la que trabaja nuestra arqueóloga.
Llegan a destino, la selva está cerrada por la copa de los árboles, allí no llega el sol, pequeñas gotas de roció cubren las hojas, el suelo está cubierto de ellas asemejando una mullida alfombra.
Mientras Marcia toma muestras del suelo, su amiga le cuenta al guía la aparición de las fotos.
El sonriendo le cuenta una leyenda, hace muchos años un expedicionario llegó al lugar en búsqueda de un tesoro escondido en el corazón de la selva, para encontrarlo debía seguir ciertas instrucciones, un perro debería acompañarlo en el camino para adentrarse en la espesura del lugar, a mitad de camino encontraría un brasero, con hojas secas debía hacer fuego, cuando las lenguas rojizas salieran por fuera del recipiente una a una debia colocar monedas de oro hasta fundirlas, cuando éstas llegaran a estado líquido, en ese preciso instante debía pedir un deseo.
El hombre que no creía en nada siguió cada paso, su único interés era encontrar el tesoro al que llegaría observando las figuras de un mapa que estaba en la corteza de un añoso árbol el que moría por falta de savia que hiciera crecer sus hojas.
Llegó al objetivo, miró cada línea del supuesto mapa, estaba cansado, un extraño sopor se apoderó de su cuerpo, pesadamente cayó debajo del árbol.
Sus sueños eran difusos , enmarañados como un tatuaje amorfo, el perro a su lado descansaba.Se vió corriendo por tierra árida,cada paso la iba resquebrajando, la sombra del perro seguía sus pasos, cerca de un oasis inexistente se levantaban torres iluminadas.
Nada se supo de ese hombre solitario.
Cuentan los lugareños que la selva desaparece a quienes intentan lastimarla.
En la vida el mejor tesoro es el amor y la esperanza.

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