Sunday, March 23, 2008

EL PARQUE DE LOS TULIPANES

En pocas horas más llegaré a Holanda, siempre me gustó viajar pero esta vez lo hacía motivada por unas fotos que me había enviado mi amiga Mercedes.
Por suerte llegaría en la primavera, cuando el tiempo es más cálido y las flores comienzan tímidas a salir de sus capullos para brindarnos toda su belleza.
La azafata nos indica que deberemos ajustar nuestros cinturones, en pocos minutos el pájaro de alas plateadas, majestuoso aterrizará en el aeropuerto de Amsterdam.
Un taxi me lleva al hotel Bema, le pido al chofer que pase por mí cerca de las tres de la tarde, lo elegí como guía ya que hablamos el mismo idioma.
Me asignaron una habitación cómoda y sencilla, la cama es mullida, sobre el escritorio ubicado cerca de la ventana, un florero alberga tulipanes de diversos colores, a ello sumo la vista al Palacio de los Conciertos, música y flores son el clima perfecto para mi llegada.
De mi maleta saco la filmadora y la cámara fotográfica, el resto del equipaje lo ordenaré más tarde.
Elijo para el paseo un jean y una remera, sujeto mis cabellos con una cinta.
Mientras almuerzo, imagino la excursión que haré por la tarde.
Dejo las llaves en el loby del hotel, afuera me espera Alex, para llevarme a Keukenhof, el parque de tulipanes más grande del mundo.
Pasará por mi al atardecer, el lugar es soñado, tulipanes de colores inimaginables adornan la entrada.
Me detengo en un puente con forma de arco, abajo canta el agua cristalina acariciando las piedras.
Un cisne de flores azules me cautiva, erguidas conforman un paisaje perfecto imitando los colores del cielo.
Parejas enamoradas, de la mano cruzan el puente, van en búsqueda de los bancos para prodigarse más amor.
En uno de ellos, encuentro a un hombre solo admirando las flores.
Me cuenta que allí se comprometió con su mujer, a la clásica alianza agregó un ramo de esas flores que serían signo en cada pasaje de su vida.
Señala un cantero de tulipanes rojos y amarillos, así eran los que regalaba a su esposa en cada aniversario, me despido con una sonrisa, arranco otra de él, cuando acaricio con ternura sus mejillas en las que el tiempo ha dejado su marca.
Tengo mucho más para mirar, la tarde cae, el crepúsculo muestra sus colores rosados, se amalgama con el color de esas flores exóticas.
Ahora utilizo el flash para no perder ninguna imágen, la luna plateada le otorga quietud a las plantas.
Alex llega a buscarme, atesoré en mi corazón la frescura de tanta belleza.
Me invita a cenar, lo hacemos en el hotel a la luz de las velas, prometo regresar a Keukenhof, no solo para ver el parque de los tulipanes, cuando me robó el primer beso, supe, que en tierras lejanas había encontrado al hombre que compartiría mis sueños y el futuro, rodeados de amor y flores.
Mercedes te envío este mail para que sepas que en otoño juntas volveremos a Holanda, descubrí que cerca del parque hay una pequeña capilla de madera, allí entraré del brazo de Alex para consagrar nuestro amor.
Tu serás testigo de esta bendición, solo te pido que tus manos habilidosas confeccionen el ramo de tulipanes que llevaré en la ceremonia.
Gracias a ti he conocido este lugar único en el mundo, los tulipanes de mil colores serán quienes acompañen esta historia de amor eterno.

No comments: