Sunday, April 06, 2008

CASA DE MUÑECAS

Se cortó la luz, anuncia mi asistente, después pide disculpas, por un momento olvidó que hace mucho vivo en penumbras.
Hace tiempo, tanto que no puedo precisar la fecha, era una niña feliz, rodeada del amor de mis padres y hermanos, vivíamos en una casa construida en la ladera de la montaña, podría decir que el jardín comenzaba en la orilla de un lago de aguas quietas.
La paredes de la propiedad eran de piedras blancas como las nubes , los techos de pizarra roja.
En el fondo un cuidado parque , sobre las ramas de un añoso árbol ubicaron mi casita de muñecas y juguetes.
Allí guardaba todo, también invitaba a mis amigas.
Accedíamos a ella por medio de una escalera de madera que papá había construido con sus manos.
En verano, bajo la atenta mirada de mamá, nos bañábamos en el agua del lago, era en el único instante que el espejo de agua se tornaba turbulento.
El viento comenzó a llamar a las nubes, hasta convertirlo en un gris amenazante, las primeras gotas nos encontraron refugiados en la casa de muñecas, las ventanas estaban vestidas con cortinas con voladitos, desde ese lugar las imágenes eran impecables, el follaje del viejo árbol acariciaba el techo de la casa, desde allí arriba mirábamos el azul profundo de las aguas del lago.
El molino movía sus aspas con fuerza.
Clara era inquieta, sin darnos cuenta encendió un fósforo, el material de la casa propició que en minutos todo se convirtiera en fuego.
Habíamos podido bajar, en el descenso un golpe en la cabeza me hizo perder la conciencia, me llevaron al hospital del pueblo, cuando desperté mi mamá me hablaba, pero no la veía.
El médico informó que la ceguera que me aquejaba, podría ser temporal, producto del golpe recibido.
Aprendí a caminar por mi casa con soltura, mis manos eran mi guía, pasaba gran parte del día leyendo libros en sistema Braille.
En mi mente atesoraba las imágenes que antes había visto, era feliz, pasaron los años, la vida se fué llevando mis afectos, pude recibir mí titulo universitario, llevar una vida casi normal.
En el ocaso de mi vida, necesité una asistente y allí estaba ella preocupada por el corte de luz.
Recordaba todo lo vivido, incluyendo tu confusión cuando te diste cuenta que la chica de cuerpo bonito y cabello dorado como las espigas del trigo era ciega, retumban en mi cabeza tus pasos apurados en la huída.
Ese recuerdo me duele, busco un pañuelo para secar mis lágrimas,no estoy soñando.
Creo ver la sombra de Elena, está frente a mi, la imágen al principio es borrosa, de a poco la observo con nitidez, recordando pasajes de mi vida pasada, lloré como tantas veces, hoy las lágrimas disiparon las nubes que cubrían mis ojos.
La vida me dio otra oportunidad, he vuelto a ver.
Dónde quiera que estés, ruego a Dios que te enseñe a mirar con el corazón.

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