Thursday, April 17, 2008

CLASE ECOLÓGICA

Helena es maestra, hoy tiene que dar una clase de ecología a sus alumnos de cuarto grado.
Ama su profesión, es feliz caminando las cuadras que la llevan a la escuela, el otoño de a poco va desvistiendo los árboles, dejando una alfombra ocre en la vereda que cruje bajo sus pies.
El portero pese a las indicaciones contrarias, decidió embellecer el frente del colegio, lo pintó de blanco así resaltarían las tejas rojas de los techos.
Faltan dos cuadras para caminar, no se divisa la escuela, la neblina y el humo han convertido el edificio en un fantasma.
El sol anaranjado no puede atravesar el manto de niebla, le produce tristeza, justo hoy ella debe hablarles a sus alumnos del cuidado del medio ambiente.
Ángel ve a su maestra caminando, corre a abrazarla, le regala una flor, producto de una travesura, es un niño especial, mientras camina le dice a Helena que por la noche asomado al balcón del departamento que ocupa con sus padres, dos cuerpos celestes se enfrentaron, la maestra sonríe.
El niño la detiene.
Seño yo lo vi, eran dos astros enamorados, se pusieron de frente, una luz iluminó el cielo, parecía de día, después vi que se abrazaban, en ese momento desde el firmamento bajaba humo que hacía picar los ojos, me quedé un rato largo hasta que mis papás me hicieron entrar, me mandaron a dormir.
Cuando papá y mamá estaban entregados al sueño, volví a levantarme, el humo y la niebla hacían desaparecer a las pocas personas que caminaban.
Helena sabía que el niño tenía una imaginación ilimitada.
Llegaron al colegio, el patio estaba desierto de sonrisas y juegos, el resto de los maestros había decidido que los chicos entraran a las aulas.
Sonó el timbre que indicaba el inicio de la jornada escolar.
Todos estaban ubicados en sus bancos, Angelito en el primer asiento.
¿Cómo iniciar una clase sin herir los sentimientos de ese niño? .
Amorosa desplegó un mapa en el pizarrón quería que sus alumnos supieran dónde se había iniciado el fuego, cuyo humo travieso había atravesado kilómetros para tornar todo en tinieblas.
Les explicó que entre todos deberían cuidar el medio ambiente, la tierra era como una casa grande que albergaba a todos los que vivían en ella.
También deberíamos cuidar los recursos que nos había regalado la naturaleza, en otros lugares del planeta los mismos faltaban, mostró diapositivas donde el suelo se abría en grietas por las sequías, otras mostraban lugares inundandos donde los pobladores no solo habían perdido los bienes materiales, también los recuerdos.
Ángel no escuchaba las explicaciones de la maestra, en una hoja dibujaba dos esferas.
Diseñó otras que se enfrentaban casi chocaban entre ellas.
Sus papás le habían dicho que el hombre era el responsable de los cuidados de la naturaleza.
Helena hablaba de la prevención y el peligro del fuego que siempre sale de su cauce provocando daños irreparables.
En ese instante Ángel se paró al lado de su banco, su carita roja demostraba enojo, las lágrimas surcaban las mejillas del niño.
Seño, vos no me crees, lo vi anoche, el humo fue el producto de dos astros que se encontraron para quererse siempre.
Helena abraza a su alumno, no quiere interrumpir los sueños de este pequeño, con el tiempo comprenderá que la tierra necesita el cuidado de todos los que habitamos en ella.

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