Tuesday, June 24, 2008

LA NOCHE MÁS LARGA


La noche anterior había nevado copiosamente.
Los habitantes del lugar rogaban que la nieve no empañara el festejo.
Amaneció, nubes rosadas se miraban en el agua, con reverencia le daban paso al sol, imponente brillaba en lo alto, preludio de un día luminoso.
Temprano las barredoras del municipio se llevaban los restos de nieve, solo quedaban en las veredas los muñecos que con amor, habían levantado los chicos con ayuda de sus papás.
Hasta el almanaque acompañaba, era sábado, eso aseguraba una concurrencia masiva a la fiesta para esperar la noche más larga del año.
Al atardecer las primeras estrellas anunciaron el comienzo del festejo al pié del Cerro Castor.
Abrigados , los habitantes de la Ciudad, entonaron el Himno Nacional.
El viento jugaba con las bufandas, parecían pájaros aleteando antes de llegar al tibio nido.
Manitos vestidas de colores aplaudían el espectáculo, para muchos era la primera vez.Los esquiadores desde la altura bajaban por las pendientes del cerro, sus trajes multicolores cortaban el blanco eterno de la nieve.
Llevaban antorchas encendidas, dibujaban el paisaje con su fuego.
Ella abrazada a su amor sabía que en el instante que apareciera el primer esquiador debía pedir un deseo, para que se cumpliera no debía contarlo a nadie.
Su hija mayor se había sumado al abrazo, curiosa le preguntaba a su mamá el motivo de su llanto, para tranquilizarla le contó que no lloraba, era el frío de una noche estrellada el que traía las lágrimas.
Estaba emocionada, los hijos más pequeños jugaban con la nieve.
Guardó en su corazón enrejado la petición.
La mañana siguiente mientras todos dormían encendió su computadora, nada había cambiado.
¿Se habría equivocado al formular su pedido?.
Sin perder la esperanza continuó con su rutina, optó por esperar se cumpliera el deseo que había pedido durante el descenso de los esquiadores.
Recordó a su amiga que estaba a miles de kilómetros, le escribió unas pocas líneas en las que mostraba su desazón.
La respuesta fue casi inmediata, hoy al abrir su computadora el corazón brincaba de alegría, los vecinos de la vieja casa, lentamente comenzaron a llegar.
Otra vez la magia de las palabras los uniría, tal vez para siempre.
Ahora sabe que los sueños también se cumplen.
En un rato más, brazos imaginarios permitirán que se abrace con todos los que decidieron regresar.
Sabe que aún debe esperar a los que no están.

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