Monday, June 02, 2008

TRÁMITE BANCARIO

Larguirucho se encontraría por primera vez con Raimundo, había decidido adoptar a ese niño, sacarlo del asilo donde vivía, darle el cariño que le faltaba.
Esa mañana se levantó temprano, buscó sus mejores ropas, tenía que dar una buena impresión ante las autoridades del orfanato.
Había optado por alejarse de las influencias del malvado Profesor Neurus, estaba dispuesto a cambiar su vida, alejarse de los problemas y dejar atrás las maldades que había adquirido.
Afeitó su barba, necesitaba que lo vieran diferente por fuera y por dentro para darle todo el amor a ese niño desvalido que reclamaba atención.
Caminó tranquilo por las calles de Buenos Aires, en pocos minutos estaría en la institución.
Estaba contento, la noche anterior había planeado el primer día de convivencia.
Debía comprarle ropa nueva a Raimundo, agasajarlo.
En el instituto el niño lo esperaba con una sonrisa, en una maleta de cartón guardaba lo poco que tenía, se despidió de sus amigos con una sonrisa, aceptó las recomendaciones de la madre superiora.
El pequeño miraba con asombro a las personas que apuradas transitaban las calles de la ciudad, parecían autómatas, enfrascados en sus pensamientos.
Larguirucho le dijo al niño que el primer paso sería ir a un banco, para retirar algo del dinero que tenía ahorrado.
Hacía frío, apuraron el paso para entrar en calor.
Al llegar a la institución bancaria una fila que no terminaba nunca, gente de todas las edades a la intemperie esperando que se abrieran las puertas para realizar sus trámites.
Parecía que a nadie le importaba nada.
Un empleado malhumorado abrió las puertas, en las cajas con absoluta desidia, los empleados tomaban café, otros contaban las monedas y billetes para colocar en las cajas.
El lugar era como una heladera gigante, los más arriesgados preguntaron por qué no encendían la calefacción, hacía horas que esperaban entrar en el lugar, un ordenanza les comentó que la caldera estaba rota, la repararían algún día cuando se abrieran los sobres de licitación para realizar el trabajo.
La atención al cliente era mala.
Larguirucho llamó a su amigo, éste acudió prontamente, en un instante Super Hijitus con su traje celeste entró al banco, los asistentes miraban al pequeño ser que volaba de un lado al otro.
Atónitos obsevaban las sillas que aparecían por todas partes, mágicamente el calor abrigaba el sitio.
A partir de ese día todos los clientes fueron atendidos como seres humanos.
Larguirucho intentó agradecer a su amigo, ya no estaba.
Sonrió tranquilo, aferró su mano a la de Raimundo, salieron alegremente de la sucursal bancaria, otra vez el pequeño super héroe había solucionado un inconveniente.

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