Monday, June 30, 2008

OJOS CAUTIVOS


Había pasado su vida en tinieblas hasta que la conoció, a ella no le importó que no tuviera la capacidad de mirar, sabía que lo podía hacer desde el corazón.

Mujer de vida disipada, decidió ser la guía de ese hombre de rasgos que inspiraban ternura, tanta, como su forma de ser.

Por las mañanas iba a buscarlo, caminando lo acompañaba hasta el banco, había conseguido un permiso que le permitía tener un kiosco de golosinas, en la puerta de la entidad bancaria.

En el trayecto le contaba lo que veía, así Él aprendió a diferenciar las flores por su fragancia.

Cierto día, le preguntó en que sitio trabajaba, quería ir a buscarla, le comentó que cuidaba a una anciana, no quería decirle la verdad, sabía que heriría su sensibilidad.

Una noche entre los clientes que debía atender, estaba un famoso especialista, a éste le comentó de su amigo invidente, dijo que era un familiar, sabía que la operación era costosa, la pagaría con parte de sus ahorros y el resto con su cuerpo.

En pocos días su amigo sería operado.

La intervención fue un éxito, en unos días le quitarían las vendas.

La primera imágen que vio fue la de ella, estaba sonriente, por primera vez observó la belleza de la mujer, el corazón brincaba dentro del cuerpo, ahora podría declararle su amor.

A los pocos días, totalmente recuperado la invitó a salir, ella amablemente se excusó, se despidieron con un largo abrazo.

Otras salidas nocturnas se fueron postergando, la sospecha se apoderó de Él, no sabía exactamente dónde trabajaba la mujer de sus sueños, decidió seguirla.

El impacto quebró su alma, al verla abrazada con otro hombre, esperó que saliera, mientras tanto la veía sonreír con diferentes hombres.

Nunca había aceptado la mentira , si tan solo se hubiera sincerado, las cosas serían diferentes.

Al día siguiente la entidad bancaria no atendía al público por un conflicto.

Mientras el custodio se retiró a cambiarse, buscó en el bolso el arma, se retiró a su hogar.

Pasaron el día juntos, una y otra vez se entregaban al amor.

Le rogó no fuera a trabajar, ella inventó otras excusas.

Se despidieron con un abrazo interminable.

Entre sus ropas ocultó el arma, volvió a seguirla, esperó que entrara a la casa de citas.

A los pocos minutos ingresó, desde las habitaciones se escuchaba música, sigilosamente buscó la que ocupaba la mujer que le había robado el corazón, no soportaba ver la desnudez de ella en brazos de otro.

Sacó el revólver, un solo disparo terminó con la vida de ella.

Hoy los rayos de sol, se reflejan en las rejas de la celda que lo mantienen cautivo.

Otra vez está en tinieblas, sabe que mató por amor.

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