Sunday, June 11, 2017

EL ROSTRO DE LA TRISTEZA









Los sueños se generan en una pequeña porción del cerebro.
Se amalgaman situaciones que nada tienen que ver entre si.
Es como un alquimista que mezcla los recuerdos para que aparezcan en los sueños.
Nadie sabe con exactitud cual es la duración de un sueño, pueden ser tan solo nos minutos y al que se encuentra en estado onírico al despertarse turbado pensar que ha soñado durante toda la noche.
Siempre se relacionan con episodios de la vida real.
No importa si son tristes o placenteros.
Es el vehículo que nos permite visualizar en cuerpo y alma a las personas que amamos y por esas decisiones extrañas del destino llevan a nuestros amores adorados a otra dimensión.
Creo fervientemente en la existencia de la vida después de la vida pese a que literalmente no se ha podido comprobar.
No es algo que ocurre en el aquí y el ahora.
Antiguas religiones orientales afirmaban la existencia de la vida en otros planos.
Más allá de esas disquisiciones anoche tuve un sueño que me llevó a un pasado reciente.
Estábamos en la habitación del sanatorio.
Como en una película de terror reviví cada instante de los quince días que estuvimos internados.
Recuerdo como si fuera hoy que te negaste a ingresar en camilla como lo hacen todos los enfermos, lo hiciste en silla de ruedas intentando que estabas en condiciones de hacerlo.
El orgullo y la necesidad que tu mamá no se sintiera peor de lo que estaba te hicieron tomar esa decisión.
Siempre pensando en mí con el propósito de evitar la tristeza.
Decidí que si Dios había dictaminado que ingresáramos juntos no me separaría un solo segundo de tu lado.
Sentada en el costado izquierdo de la cama, tu cuerpo.
Aún cuando estuvieras dormido se desplazaba hacia donde sentada, tomándote de la mamo te contemplaría hasta el final.
Me gustaba verte dormir, era en el único momento que tu carita no mostraba signos de dolor.
Sin embargo en muchas ocasiones, vi en tu mirada de chocolate el miedo-
Terror a que te dejara solo o me fuera.
Me prometí que saldríamos juntos.
Soñábamos con una lenta recuperación en casa cuando te dieran el alta que nunca llegó.
Sentí dolor en el alma cuando me pediste regresar a casa.
Se que hubieras querido terminar tus suspiros allí.
Tuve que decirte que no, tu salud era demasiado frágil como para exponerte a un traslado que hubiera adelantado el final.
Sabrás que te mentí por piedad tan solo una vez,
Creí que dormías profundamente, apoyé mi cabeza en la baranda de tu cama,
No podía retener más las lágrimas.
De pronto sentí tu tibia mano sobre mi cabeza pidiéndome “ No llores ma”.
Te dije que no lloraba que un producto que utilizaban en los círculos de ventilación me producía irritación en la vista.
Como un mago, de una galera imaginaria te conté una historia que te arrancó una tímida sonrisa.
No tenías fuerzas para reír.
Es horroroso ver que la vida del ser que más se ama en la vida se va apagando lentamente.
Tu único deseo era permanecer conmigo.
Sentó impotencia al no poder hacer nada por vos.
En las últimas horas me regalaste una caricia para el alma al pronunciar que vivía en determinado lugar.
El instinto me llevó a preguntarte con quien vivías tu respuesta clara fue “con mi mamá”.
Las tres palabras mas dulces que escuché en mi vida.
Recordar estremece el corazón.
A partir de allí no dirías nada más.
No me cansaba de ver tu belleza dormida, el color rosado de tu piel, sin la palidez de quien padece.
Guardo esa imagen en mi alma y retinas.
Te amo hijo por ello siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=3enyos0oC3A

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