Tuesday, June 06, 2017

UN PUENTE AZUL NOS ACERCA





Los atardeceres de finales de otoño tienen magia y misterio.
Busco un abrigo para resguardarme de los primeros fríos que anuncian la llegada del invierno.
El firmamento está con algunas nubes.
No representa amenaza de lluvia sino de más frío.
Me dirijo a la vera del río, antes no había reparado en un puente de vieja data.
El color azul es el de tu cielo.
El piso lo conforman tablones que muestran el paso del tiempo.
Levanto el cuello de mi campera,.
Una ventisca invisible como silenciosa logra que la temperatura baje unos grados.
No hay nadie en ese paisaje solitario tan parecido a mi realidad desde que partiste.
Quiero atravesar el puente con los colores del cielo.
La maleza me impide observar que encontraré en la otra del río, turbulento, oscuro.
Tengo la certeza que n la otra margen del curso de agua encontraré ago que busco.
Pese al horario y al lugar dos gaviotas que no son fáciles de encontrar en este sitio sobrevuelan mis pasos.
Se han convertido en mis custodias.
Curiosas quieren saber hacia donde dirijo mis pasos.
Me detengo a observarlas, no soy ornitóloga pese a ello deduzco que se trata de dos ejemplares nuevos.
El plumaje que las viste tiene apariencia tan suave como nueva.
Quizás me equivoque sin embargo la intuición no falla.
No escucho sus trinos como el de otros pájaros.
Sé que son gaviotas pues juntos en nuestros viajes hemos visto de todas las variedades posibles.
Viene a mi mente un paseo en catamarán por los lagos del sur.
Acompañaban gran parte del trayecto como si danzaran en la cresta espumosa que el navío dejaba a su paso.
Sabían que los turistas arrojarían migas de pan.
Agradecidas nos regalaban piruetas.
Detengo la marcha por unos segundos quiero que mis retinas guarden la luminosidad de la luna vestida de plata detrás de las nubes.
El viento comienza a rugir más fuerte, la nubosidad desaparece dejando ver en todo su esplendor esa maravilla plateada que inspiró a los artistas del pincel y a los escritores.
Estoy a punto de finalizar el cruce del puente tan azul como el cielo nocturno.
Amo ese lugar celeste pues sé que estás allí durmiendo tu sueño eterno.
No temo a la soledad del momento.
Tampoco a la oscuridad de la noche recién estrenada.
Mi ansiedad quiere descubrir qué encontraré detrás de las hierbas convertidas en malezas.
Las gaviotas siguen como guardianes nocturnos mis pasos,
Podría afirmar que son curiosas y comparten mi estado de ansiedad.
El puente ha quedado atrás.
Un sendero angosto termina en un mirador con barandas de madera.
Desde allí puedo observar un espectáculo majestuoso.
Sin nubes a la vista las estrellas titilan con fuerza.
En los lugares abiertos son muchas más de las que vemos en la ciudad.
Te busco entre las constelaciones más brillantes.
La mente humana depara sorpresas o activa la imaginación.
Creo mirar tu sonrisa en la constelación de Orión.
Ignoro si es una ilusión óptica o las ganas que tengo de verte corporizado un instante.
Podría afirmar que el puente azul me ha llevado a ver tu imagen adorada e inalcanzable,
No para el corazón de una madre que amor con sentimientos incondicionales al hijo que no está físicamente de manera temporal.
Recuerdo que sierre decías: “Nada dura para siempre”.
Una verdad a medias ya que en el contenido de esas letras que llevan a pensar en lo eterno, hay una contradicción.
Es posible que en el plano material nada sea duradero, sin embargo cuando se trata de sentimientos el siempre dura mientras dure la existencia de quien sobrevive.
Las gaviotas siguen a mi lado cuando emprendo el regreso.
No estoy confundida y desconozco si pueden gorjear como el resto de las aves.
Si puedo decir que tengo la certeza que en este momento de profunda reflexión ellas hacen oír trinos melodiosos como si fuera una orquesta de música y violines.
Ha sido una experiencia placentera,
He podido verte con los ojos del alma.
Siento que la visión fue mutua por ello tengo una paz interior difícil de definir con palabras.
Regresaré una y mil veces al puente azul que nos acerca.
La sensación de haber podido onbservarte no es resultado de haber perdido la cordura.
Siempre, mientras respire serás mi amor inconmensurable.
Te extraño tanto como te quiero, por ello como todos los días de mi vida vuelvo a pedirte que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.


https://www.youtube.com/watch?v=TGYn12cFuCU

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