Friday, June 23, 2017

PUENTES UNIENDO VIDAS Y ALMAS






Canino en soledad buscando lugares tranquilos que permitan reflexionar en esos momentos en que se trata de encontrar sentido a la existencia.
Llego a un espacio donde aún el follaje de los árboles permanece verde pese a que el invierno llegó de acuerdo al almanaque.
Contrariamente a lo que aquel señala no hemos tenido días que se asemejen a las hojas del calendario.
Tal como el tiempo díscolo es mi tránsito por suelo terreno.
No encuentro motivos que me lleven a exclamar que la vida es linda.
Desde tu ausencia incomprensible, cada uno de mis días se muestra monótono, son los instantes en que Selene me dice “Hoy tenés un día nublado” a lo que agrego también húmedo debido a esas lágrimas que se escapan sin poder contenerlas.
Prosigo mi caminata lenta, tan tediosa que se vuelve densa.
Estoy cansada de estar cansada.
No por esfuerzos físicos sino por los que nacen en el corazón de una mujer que ha perdido el más grande de sus tesoros.
En la otra margen de un brazo del río el paisaje es majestuoso.
El verdor de los árboles contrasta con el tono marrón oscuro del agua.
Allí se erige un viejo puente.
Los lugareños lo han bautizado como el puente que une la vida y las almas.
El canto melodioso de los pájaros invita a cruzarlo intentando descubrir que hay del otro lado.
Pese a ser de madera parece una construcción fuerte.
La curiosidad me lleva a atravesarlo de esa manera podré constar si el nombre pomposo con el que se lo conoce se corresponde con la realidad.
No debo caminar demasiado para llegar al final.
Puede ser que encuentre aquello que busco o sienta la frustración de no ver nada.
El silencio es conmovedor, solo en ocasiones es cortado por el trino de las aves que entona bellas melodías cual si fuera verano.
No siento frío al ingresar a un pequeño bosquecillo.
No es necesario consultar el reloj para darse cuente que la estrella mayor del universo comienza a despedirse.
El camino se ensancha.
Atrás han quedado los árboles.
Una brisa suave mueve sus copas como si estuvieran despidiéndose de los dorados rayos de Febo para darle paso a las tonalidades violetas y magentas que trae el crepúsculo pintando el cielo.
Nunca pensé que en ese lugar misterioso y fascinante hubiera un mirador.
Las farolas se encienden para que el habitual caminante pueda abstraerse en sus sueños observando un pequeño espejo artificial de aguas tan claras como quietas.
El cuidador del espacio me dice que ese lago se formó de manera natural invitándome a regresar más temprano para ver a los cultores de los deportes acuáticos, advirtiéndome que en poco más de media hora termina su turno y preferiría que no hubiera visitantes, ya que a veces en el puente que cruzara antes suelen producirse episodios dramáticos.
Es amable.
Le comento que mi intención es solo pesar en el hijo que ya no tengo.
Insiste en quedarse hasta que decida emprender el regreso.
Le aseguro que mi intención es solo pensarte en un lugar tranquilo como este.
Se mantiene en silencio, su cordialidad me lleva a contarle la tragedia que me trajo la vida hace casi veintidós meses.
Es parco sin embargo recibo su consejo cuando expresa que no duda del dolor que provoca tu ausencia.
Cuenta que no desea inmiscuirse en mis pensamientos.
Con voz casi inaudible dice que acompaña mi dolor añadiendo que no necesito visitar el puente que une las vidas y almas para tenerte a mi lado.
Tiene razón, puedo pensar en vos en cualquier parte sin importar la hora del día.
Dice que lo sabe por experiencia por haber sufrido un episodio similar del que nunca se repuso.
Pese a la adversidad continúa en suelo terrenal hasta que ese Ser Superior que conoce de principios y finales lo lleve junto a su hijita y su esposa.
Expresa con total sinceridad que las mujeres somos menos resistentes a las ausencias.
Hace relativamente poco tiempo que eñ destino se llevó a su pequeña, la mamá partió pocos meses después, imposibilitada de soportar el peor dolor que puede asestar la vida.
Desde entonces se convirtió en cuidador del puente y el bosquecito que lo circunda.
Lo cuida como si fuera su propia casa.
Eligió ese lugar cuando la vida lo dejó solo, dice con tota resignación que permanecerá allí hasta que Dios se acuerde que ese no es su lugar en el mundo terrenal.
Cruzamos el puente juntos. No quiero demorarlo.
Acepto su invitación de volver más temprano que no tiene otro objetivo que compartir nuestras penas.
Al despedirse me pide que rece por vos. Sabés que desde la eternidad sos mi guía.
El ángel que despliega sus alas para abrazarme cuando necesito tu calor y no quiere verme vencida por el dolor que no se puede describir con palabras.
Regreso a mi refugio confortada por las palabras de ese ser anónimo que me acompañó a la otra orilla del mundo.
Quiero que sepas que como siempre y más que nunca te sentí a mi lado.
Comprendí que no necesitamos puentes que unan las vidas y las almas por que tu partida jamás pudo separarnos.
Te quiero, mi ansiedad quisiera que el destino me lleve a ti lado.
Sé que no es posible y como vos decías como nada dura para siempre te ruego que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=R-Ux_r4_QbY

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