Tuesday, June 20, 2017

ENTRE EL MAR Y LAS ESTRELLAS ESTÁS VOS




¿Recuerdas a la diosa griega de las estrellas hijo de mi alma?
Alguna vez te conté que su nombre era Astrea hija de Zeus y Temis.
En sus brazos portaba los rayos de su padre.
Fue la última diosa inmortal.
Su padre la envió al cielo antes que finalizara la Edad Dorada de Grecia y comenzara la de Bronce que se destacaría por su crueldad..
Anoche decidí evocarla, así me dijo que lo hiciera cuando la vi por primera vez.
Trato de no molestarla con demasiada asiduidad pues al sel la deidad de las estrellas y vivir en la constelación de Virgo tiene otras necesidades que atender y deseo que ella me guíe tan cerca tuyo como sea posible.
La llegada del invierno se anticipó, antes cuando estabas físicamente a mi lado lo disfrutábamos, ahora lo detesto dado que el frío logra que la soledad se sienta aún más prodigando latigazos congelados para recordarme que está allí.
Siempre comparo la llegada de otras personas que no tienen otro deseo que reunirse con sus familias alrededor del hogar encendido para contarse los episodios ocurridos en el día.
Sin obviar a mi familia chiquita evito salir por las tardes, trato que mi agenda se complete durante las horas de la mañana cuando el sol intenta regalarnos su calor.
Al oscurecer más temprano las noches se alargan.
No es grato regresar a la casa al atardecer, las sombras de la noche traen de su mano a la tristeza y la soledad.
Más de una vez he escuchado sus risas grotescas señalando mi angustia, celebrando el dolor,
Cuento que con el tiempo podré expulsarlas de mi realidad, no sñe cuando se producirá.
Como te decía anoche mientras intentaba dormir con el pensamiento llamé a la diosa de las estrellas Astrea.
Debe haber llegado pasadas unas horas pues e encontró dormida.
Con firmeza ordenó a mi mente que no despertara que el viaje sería más placentero si estaba en estado onírico.
No puedo calcular el tiempo, sé que la deidad griega me llevó entre sus brazos hacia un lugar desconocido donde reinaba la pa.
Parecía q ue a la orilla de un océano muy particular estaba de pie observando el titilar incansable de las estrellas.
No podría decir cual era la más bonita, todas eran bellas.
Recordé a Raquel el personaje bíblico que en una carroza de cristal recorrió el firmamento hasta llegar a la constelación de Orión donde encontró a su hijo perdido desde mucho tiempo atrás.
No pretendo la suerte de Raquel al reencontrarse con su hijo,
Las circunstancias son diferentes.
En el caso de aquella su hijo estaba ausente temporalmente.
Lamentablemente te arrancó de mi lado la crueldad de la muerte temprana.
Tengo una necesidad imperiosa de visualizarte `pr ello evoqué a la diosa de todas las estrellas pues ella sabe en cual de ellas estás vos.
Me vi de pie sobre una roca depositada a la orilla de un mar de tonalidades diferentes a las que conocemos.
No sentí frío pese a las bajas temperaturas, Astrea se ocupó de todo para que mi permanencia en ese lugar tan mágico como misteriosos fuera placentera.
Delante de mis otos desplegado un telón de estrellas y constelaciones.
La emoción me impedía fijar la vista en un punto especial para encontrar la belleza de tus ojos.
Estoy segura de haber peinado ese cielo estrellado con un escaner.
Jamás me daría por vencida, quería ver tu mirada y nadie me lo impediría.
No puedo aseverar que haya ocurrido pues estaba en estado onírico.
En el momento que comenzaba a llorar por no haber logrado mi derrotero.
Sentí la tibieza de tu mano apoyada en la mía.
Al oído me susurraste las más bellas palabras entre otras cosas pediste: “Ma no te tortures buscándome, estoy bien.
Te extraño tanto como vos a mi.
No te apresures en rogarle al tiempo que te traiga junto a mi, llegará el instante en que eso ocurra cuando deba ser”
De inmediato mi mano quedó helada por el frío de la noche invernal.
Llore hasta que los cuencos de mis ojos quedaron secos
En ese segundo apareció Astrea.
Solo dijo es hora de regresar.
No dudes en llamarme cada vez que lo necesites, siempre estaré para tratar de cumplir los deseos de una mamá que ha perdidoso el tesoro más valioso de su vida.
Estoy en casa reviviendo cada minuto de esta experiencia tan especial.
Tengo que esperar para irme con vos, lo dicen los dioses del Olimpo a quienes quisiera desobedecer.
No es tiempo mi amor divino por eso te pido una vez más que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=nY4uOZrzv0s&t=188s

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