Wednesday, June 28, 2017

VEINTIDÓS MESES DE AUSENCIA DATAL






Anoche fue imposible conciliar el sueño, recordaba cada uno de los minutos que pasaríamos juntos hasta que llegara el triste final.
Una noche tortuosa ya que tus dolores que no podías definir comenzaron pasadas as veintidós horas cuando tu voz queda y tu mirada triste me pedía que llamara a los médicos.
Sin dejar de sostenerte la mano te pregunté que tenías, tu respuesta fue tan profunda como conmovedora “Ma siento un dolor profundo que no sé donde es”.
La palidez de tu rostro asustaba.
Ojeras profundan daban yn aspecto frío y hundido a tu mirada.
Una de las médicas cuando le pedí que dejara de hacerte sufrir me dijo fuera de la habitación que te inyectaría un calmante del que np despertarías más.
Mee habían asegurado que tu paso a otra dimensión sería sin dolor sin padecer las torturas que habías sufrido.
Acepté sin dudar solo seguí mi instinto de mamá que no podía tolerar un segundo más el sufrimiento del hijo de sus entrañas.
Amor de mi alma el primer calmante solo logró que entraras en un sueño casi profundo.
Siempre sostuve tu mano con mi derecha, la izquierda la tenía apoyada sobre tu corazón cansado de sufrir.
Como siempre tu cuerpo estaba desplazado hacia el lugar donde sabías que estaba sentada velando tus sueños.
Grande sería mi sorpresa cuando pasadas las doce de la nocjhe hablabas con un ser imaginario.
Callaste por unas pocas horas, te colocaban medicinas antagónicas como la morfina y dopamina para mantener activo tu corazón
A las cuatro y veinticinco de la madrugada entre sueños dijiste a alguien que presuntamente te preguntaba que vivías en determinado partido.
Sin soltarte la mano te pregunté ¿Con quien vivías?
La respuesta socavó mi alma para siempre con esa voz clara que habías perdido durante la enfermedad respondiste con firmeza y dulzura “Con mu mamá”
Éramos vosy yo hasta el final y mientras llegaba me tuviste presente en tus pensamientos.
¿Cómo agradecer tanto amor?
Mientras pensaba en esa vigilia de horror, llegó una encomienda inesperada.
No reconocí al empleado de correo.
Llamo mi atención la perfección del envoltorio, un papel que intuí no era de este lugar.
En el interior sobre una caja de noble madera una esquela escrita en español con ciertas dificultas.
El remitente era una de las divinidades más importantes de Asia el Dios Baal hijo de Elham Y Astarté.
Una deidad consagrada a la lluvia las tormentas y la fertilidad.
Su templo está en la eternidad de los cielos.
La misiva me pedía que la leyera.
Había conocido mi trágica historia en uno de los tantos viajes que realicé en la máquina del tiempo.
Esperó hasta el día de hoy tan importante ara mi pues recuerda tantos meses de ausencia para enviarme unas fotos que el mirarlas me traerían buenos recuerdos.
Antes de despedirse me asegura que puedo convocarlo cuanta veces lo desee.
Siempre tendrá tiempo para nosotros dos.
Abro la caja.
Sorprendida observo unas fotos de un momento especial en nuestras vidas.
Un viaje al desierto de Atacama donde la vida se pierde al comenzar la inmensidad dorada donde no habita nadie.
Antes de comenzar la travesía hay un pequeño poblado que se mantiene con la venta de productos regionales.
El último ser viviente que veremos antes de emprender la excursión será un anciano cactus que ha perdido la flor que usaba como sombrero.
Lla temperatura es implacable, las figuras de arena que se forman con la brisa tan suave como calurosa se adhieren a la piel, quemándola con esos granos de arena que parecieran encendidos por el calor-
Cuando la temperatura es demasiado alta se desata una tormenta.
El cielo se viste de gris.
El cactus aprovecha para saciar su sed y amalear en su interior el resto del agua que no desea beber.
Apurado por el calor el arcoiris no duda en aparecer.
El espectáculo es maravilloso.
Prometimos regresar en un tiempo para ingresar un poco más a ese planeta dorado que no está en el cielo.
Como a ambos nos gusta volar con la imaginación dijimos que juntos iríamos más lejos a un lugar parecido en el mundo, el desierto de Sahara.
La muerte se llevó nuestros sueños y proyectos.
No del todo ya que cuando se produzca el reencuentro tan ansiado podemos recorrer los desiertos que los astronautas afirman haber encontrado en la luna.
No tiene mayor relevancia el lugar donde nos encontremos.
Importa estar juntos como antes.
Hijo hace veintidós meses que el destino te llevó en sus brazos, no sé que espera para llevarme a tu lado.
mientras ello ocurre solo te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=mzor8ozMdlQ

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