Saturday, June 10, 2017

ENTRE LA LUNA Y LAS ESTRELLAS, VOS Y YO





Las noches frías y despejadas son especiales para observar los fenómenos que se repiten en el firmamento a diario.
Duerme la luna en cuarto menguante recostada en un mullido colchón formado por doradas estrellas que cuidan su sueño.
Durante tres semanas ha estado expuesta mostrando sus fases com el propósito que tanto poetas como pintores encontrara en ella una fuente de inspiración.
No pertenezco a ninguna clase de esos artistas.
Simplemente soy una mujer que desde hace casi veintidós meses busca el rostro de su hijo amado que ya llego al cielo.
Si dolora partida causó un dolor imposible de dimensionar.
Se que vivís dentro de mi ser pues así lo percibo.
Sin embargo esa percepción no alcanza para atenuar la tristeza de no verte físicamente.
No aceptan mi vida como moneda de cambio para estar juntos otra vez.
Ellos no saben de la necesidad imperiosa de una madre que clama por ver un instante al hijo que ya no está.
Ellos no saben el significado que tiene para una mamá poder darle algo tan simple como el beso del amanecer.
Ellos no escuchan mis ruegos.
No pido imposibles, solo necesito intercambiar miradas con mi hijo adorado para saber qué pensamos.
No hay nada extravagante en mis deseos.
Jamás pediría que alguien me baje una constelación estelar para que alumbre mis noches vacías.
Noches donde los gritos del silencio son estremecedores.
Noches solitarias y oscuras en las que no advierto si la luna esta mostrando la perfección de su cara llena imbuida de tonos plateados.
Todas las noches desde que no estás son tristes, solitarias, agobiantes.
Los rosados colores del alba anunciando la llegada del amanecer no me hacen sentir mejor.
Son una continuidad de esas nocturnos opresivos que me llevan a llorarte una y otra vez.
Alguien me decía hace un par de días que el llanto no te hará regresar.
Me sentí subestimada, como si el otro tuviera necesidad de decir una verdad. rebelada.
Quienes opinan con tal liviandad desconocen que el mundo desaparece debajo de nuestros pies cuando un hijo se va.
Trato de no responder.
No me gusta confrontar y menos en un tema tan sensible como es la muerte de un hijo.
Tengo derecho a llorarte cuantas veces lo sienta.
Es la típica reacción de una mamá que atraviese circunstancias similares.
Quien no ha pasado por esta experiencia trágica no sabe de qué se trata.
No dudo de las buenas intenciones de quienes me quieren ver bien.
Sin embargo el llanto es algo que no se puede dosificar.
Para todo se necesita tiempo.
Nadie sabe cuanto.
Imagino que los duelos con ayuda se pueden superar.
Los estudiosos siempre dicen, se puede morigerar cualquier duelo menos el de un hijo.
No tomo esa apreciación para justificarme, simplemente es así.
Hijo de mi alma te amo más que nunca.
Se que apreciás la luna y las estrellas desde un sitio privilegiado.
Imagino tu sonrisa cautivante.
Sé que no te molesta que en cada escrito dedicado a vos te ruegue que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=kWI0NOOcVZM

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