Buenos días
querido hijo.
Te saludo en
una mañana por ahora soleada.
Hoy
seleccioné como imagen un reloj de arena, sucesores de los de agua nacidos, en el año mil trescientos cuarenta y cinco
usados por los navegantes para calcular las millas recorridas.
Tenían
imperfecciones dado que el movimiento del agua producido a los barcos, lograba
cada gota, pasara al otro cupo más rápidamente.
Al poco
tiempo nacieron los relojes de arena.
Al ser más
pesados los gránulos de arena podían medir el paso de las horas con más
eficiencia.
Años después
la tecnología mostraría los relojes más modernos y con mayor precisión.
Desde
siempre Cronos sería el dueño de cada instante de la humanidad.
Tiempo para
vivir.
Tiempo para
morir.
Ecuación
rechazada por todos aquellos adoradores
de la inmortalidad.
No sucedió,
Cronos, junto a los arbitrios, del destino determinaron la existencia de cada
ser viviente, rigiendo cada segundo de la realidad, llevándose de manera
inoportuna como prematura a los seres luminosos como vos,
Jamás estuve de acuerdo con semejante
arbitrariedad, por ello no acepto tu ausencia.
Cuando te
traje al mundo lo hice con la convicción que la tuya fuera más extensa que la
mía y fuera vos quien pudiera despedir a su mamá.
Algo salió
mal.
Ninguna
mujer está preparada para despedir al ser que más ama en la vida.
En el cubo
inferior de la imagen puede verse la luna en su fase menguante.
¿Será
indicativo del final?
No encontré
a nadie capaz de resolver preguntas tan sencillas, es más, evitan responderlas.
No evalúan
el daño causado por el silencio.
¿Quién
impide respondan interrogantes tan sencillos.
No cesaré en
mi búsqueda de la verdad y de ese modo lograr atisbos de paz.
Nadie
contempla mi necesidad de darte un beso al despertar.
No puedo
evitar preguntar:
¿En qué punto del universo podría hallarte para ser
felices como en el ayer cada vez más alejado de los dos?
¿Volveré a
verte, alguna vez?
¿Cuándo?
No es mi
deseo otros dispongan por mí.
Buscando en
cuadernos de la escuela secundaria encontré una poesía del reconocido poeta
argentino Jorge Luis Borges, quien nunca obtuvo el Premio Nobel, por sus ideas
políticas.
En esas
competencias debe privar la obra del artista u no su manera de pensar.
Lo dejo aquí
con la intención lo disfrutes tanto como yo.
“EL RELOJ DE
ARENA
Autor: Jorge
Luis Borges
Está bien
que se mida con la dura
Sombra que
una columna en el estío
Arroja o con
el agua de aquel río
En que
Heráclito vio nuestra locura
El tiempo,
ya que al tiempo y al destino
Se parecen
los dos: la imponderable
Sombra
diurna y el curso irrevocable
Del agua que
prosigue su camino.
Está bien,
pero el tiempo en los desiertos
Otra
substancia halló, suave y pesada,
Que parece
haber sido imaginada
Para medir
el tiempo de los muertos.
Surge así el
alegórico instrumento
De los
grabados de los diccionarios,
La pieza que
los grises anticuarios
Relegarán al
mundo ceniciento
Del alfil
desparejo, de la espada
Inerme, del
borroso telescopio,
Del sándalo
mordido por el opio
Del polvo,
del azar y de la nada.
¿Quién no se
ha demorado ante el severo
Y tétrico
instrumento que acompaña
En la
diestra del dios a la guadaña
Y cuyas
líneas repitió Durero?
Por el ápice
abierto el cono inverso
Deja caer la
cautelosa arena,
Oro gradual
que se desprende y llena
El cóncavo
cristal de su universo.
Hay un
agrado en observar la arcana
Arena que
resbala y que declina
Y, a punto
de caer, se arremolina
Con una
prisa que es del todo humana.
La arena de
los ciclos es la misma
E infinita
es la historia de la arena;
Así, bajo
tus dichas o tu pena,
La
invulnerable eternidad se abisma.
No se
detiene nunca la caída
Yo me
desangro, no el cristal. El rito
De decantar
la arena es infinito
Y con la
arena se nos va la vida.
En los
minutos de la arena creo
Sentir el
tiempo cósmico: la historia
Que encierra
en sus espejos la memoria
O que ha
disuelto el mágico Leteo.
El pilar de
humo y el pilar de fuego,
Cartago y
Roma y su apretada guerra,
Simón Mago,
los siete pies de tierra
Que el rey
sajón ofrece al rey noruego,
Todo lo
arrastra y pierde este incansable
Hilo sutil
de arena numerosa.
No he de
salvarme yo, fortuita cosa
De tiempo,
que es materia deleznable.”
No es
necesario simpatizar con un artista sino valorar aquello que es su vida de escritor.
Admirado por
muchos compatriotas.
Rechazados
por muchos otros, adoradores del autoritarismo rearando de imponer sus ideas
como sea, sin dar lugar a los otros la posibilidad pensar diferente.
Así nacen
las marionetas con aspiraciones de poder permanente,
¿Para qué?
Tesoro de mi
alma, nunca pensé la capacidad de extrañarte crecería de manera descomunal e
incontrolable.
Te amo hijo
querido.
Amor que
debería ser considerado para dejarme ir a tu lado.
El suelo
terrenal es tan tóxico como hostil.
Tesoro en
cada enlace que nos une más que siempre, he de pedirte por favor, nunca olvides
cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=e7GnvNaewLY
No comments:
Post a Comment