TESTIGO DE LA VIDA

Buenos días mi tesoro.

Te saludo en una mañana radiante.

Helios está apareciendo en el horizonte, espero su estadía sea extensa.

Los días nublados o con llovizna, golpean el corazón herido por la ausencia prematura.

Hoy quise la imagen que antecede a mis letras, fuera algo de tu agrado para convocar a tus recuerdos. Coloqué el reloj que permanece apoyado en la mesa del comedor, herencia de tu bisabuela  quien sabía la nieta tenía preferencia por los relojes.

No solo de muñeca sino de pared o como en este caso de mesa.

Testigos de la vida nos acompañan en todos los momentos, los felices y aquellos inolvidables por el dolor que han dejado de manera imprevista.

Es un reloj procedente del exterior confeccionado en noble madera que fue tallada para hacer de él una pieza original.

Relojes marcando el tiempo sin cesar, han sido testigo de las más grandes alegrías y mayores tristezas.

Silenciosos siempre están allí.

Representantes de Cronos en cada casa, escuela para indicar el inicio del recreo.

En su estructura de madera guardan el alma del mecanismo de metal.

Sencillos solo piden se accione la cuerda a la misma hora.

Éste tiene un sonido, casi  imperceptible.

Es agradable la madera no se deje invadir por la tierra que sobrevuela en las casas u las partes metálicas, se limpien con productos  especiales.

Testigo de la vida parecía sonreír  el día de tu llegada al mundo delos mortales.

Mundo del que quiero huir para estar con vos y darte todos los besos que una mamá tiene para su hijo.

¿Se habrá empañado el cristal, la mañana de agosto en la que tu corazón de la vida se despidió.

Desde entonces, tengo la certeza señala las horas de manera diferente.

Entiendo soy reiterativa.

No puedo escribir de otra forma.

La ausencia es un estigma para mí.

¡Cuánto  podría decirte si estuviéramos juntos!

Para hoy seleccioné un poema texto del escritor francés  Charles Baudelaire, aquí lo dejo para que puedas disfrutarlo, refiere a los relojes.

 

“El reloj

 

[Poema - Texto completo.]

 

 

 

Charles Baudelaire

 

 

 

Los chinos ven la hora en los ojos de los gatos. Cierto día, un misionero que se paseaba por un arrabal de Nankin advirtió que se le había olvidado el reloj, y le preguntó a un chiquillo qué hora era.

 

 

 

El chicuelo del Celeste Imperio vaciló al pronto; luego, volviendo sobre sí, contestó: «Voy a decírselo.» Pocos instantes después presentose de nuevo, trayendo un gatazo, y mirándole, como suele decirse, a lo blanco de los ojos, afirmó, sin titubear: «Todavía no son las doce en punto.» Y así era en verdad.

 

 

 

Yo, si me inclino hacia la hermosa felina, la bien nombrada, que es a un tiempo mismo honor de su sexo, orgullo de mi corazón y perfume de mi espíritu, ya sea de noche, ya de día, en luz o en sombra opaca, en el fondo de sus ojos adorables veo siempre con claridad la hora, siempre la misma, una hora vasta, solemne, grande como el espacio, sin división de minutos ni segundos, una hora inmóvil que no está marcada en los relojes, y es, sin embargo, leve como un suspiro, rápida como una ojeada.

 

 

 

Si algún importuno viniera a molestarme mientras la mirada mía reposa en tan deliciosa esfera; si algún genio malo e intolerante, si algún Demonio del contratiempo viniese a decirme: «¿Qué miras con tal cuidado? ¿Qué buscas en los ojos de esa criatura? ¿Ves en ellos la hora, mortal pródigo y holgazán?» Yo, sin vacilar, contestaría: «Sí; veo en ellos la hora. ¡Es la Eternidad!»

 

 

 

¿Verdad, señora, que éste es un madrigal ciertamente meritorio y tan enfático como vos misma? Por de contado, tanto placer tuve en bordar esta galantería presuntuosa, que nada, en cambio, he de pediros.”

 

Una maravilla del poeta, tal cual nos tiene acostumbrados cuando podemos acceder a sus entregas.

Te extraño, hijo querido.

Es muy difícil continuar sin vos.

No tengo alicientes para seguir por eso quiero irme cerca de tu hábitat para evocar el ayer.

Tenemos mucho para conversar.

Tal vez con la transparencia de tu pensamiento, pueda resolver las vacilaciones que me desvelan.

Pese a tu juventud tenés la sabiduría del tiempo y no sos atropellado como yo.

Siempre llamó mi atención esa cualidad.

Un ser pensante, jamás emitiste juicios equivocados sin previamente evaluar.

Algo que debería ser habitual en cada terrenal, con el objetivo de no equivocarse,  subestimando,  al otro sin razón.

 A esa clase de entes los denomino “sabelotodo” cuando la realidad indica no saben nada, solo prejuzgar, maltratar y amenazar.

Personajes miserables que siempre abundarán.

Pasado el mediodía, debo hacer un trámite con tu prima.

Detesto ese tipo de  situaciones, más hay que resolverlas prontamente para evitar la delincuencia cibernética siga actuando como si fuera un camino de flores, perjudicando al otro.

Tesoro de mi alma, te amo de manera incondicional.

Te necesito a mi lado.

Ciertos sucesos no ocurrirían si estuvieras aquí.

No estás u esta madre ansiosa desea verte ahora,

Tu sonrisa me tranquiliza.

Necesito una dosis de esa paz que derrochás.

¿Podrías ayudarme a llegar a tu lugar de manera rápida?

¿Cuál será el sendero más corto?

Te espero cada noche en mis sueños.

En ocasiones las imágenes  son borrosas.

Poseen escasa definición.

Mi alma dice que has sido vos, los enigmas se han propuesto confundirme.

Hijo amado en cada contacto que nos acerca un poco más, quiero pedirte no olvides cuanto te quiere, mamá.

 

 

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=_trTk92MVWk