Tuesday, May 08, 2007

LA VERDADERA HISTORIA DE ULISES

Ulises era un expedicionario que amaba intensamente a su esposa Penélope, sabía de su fidelidad y por ella conquistaría todas las islas, era el mejor obsequio para esa mujer que siempre lo esperaba.
Descansando bajo una palmera notó que la sed y el cansancio que aqueja a quienes en forma permanente en sus goletas se deslizan por las aguas, a veces enfrentando a un mar bravío de colores inciertos y otras semejante a una inmensa pileta de aguas quietas,lo había apresado.
Los marinos que lo acompañaban se habían ido al pueblo en busca de mujeres y diversión, él fiel a su esposa se recostó en la arena.
Al poco tiempo aparece Marón acompañado de algunos sirvientes que portaban doce tinajas de los vinos más finos para agasajar a tan ilustre visitante.
Bebió unas copas, quedó solo a la orilla del mar, observar el ir y venir de las olas fue para él como un sedante, dejó su escudo, acomodó a su lado la espada y se entregó al sueño.
A medianoche un coro de ángeles ejecutaba la más dulce melodía, dormía profundamente cuando una docena de mujeres se acercó a la playa, no querían despertarlo.
Eran bellas sirenas que habían emergido del mar, cuidaban su descanso, sus vestimentas tenían todos los colores y el brillo que había conocido en su infancia, una sola lo miraba con pasión. ¿Cómo resistirse a esos ojos?.
El canto continuaba y el corazón de Ulises daba brincos en su cuerpo.
Las sensaciones lo acosaban, necesitaba poseer a esa mujer que lo miraba, tenía los ojos inundados de pasión.
Resistió a sus sueños, pensaba en la fidelidad de su esposa que lo esperaba.
Pasaron varios días antes de embarcar, intentaba olvidar a la sirena y su canto, pero sus esfuerzos eran inútiles.En ese instante acompañada de perros y lobos apareció una mujer, Circe, en sus manos llevaba una bebida encantada, le ayudaría a Ulises a olvidar o eso creía.
Pasaron los días, nuestro protagonista decidió volver al lado de su amada esposa.
Una noche entregado al amor de su mujer volvió a escuchar el canto de las sirenas.
¿Cómo evitarlo?.
El amanecer los encontró abrazados, las luces rosadas anunciaban el alba.
Sin embargo Ulises estaba inquieto, Circe no había logrado que para siempre se borrara el canto de las sirenas.
A media mañana, invitó a su mujer a caminar por la playa omitiendo contar la voz que en sus oídos seguía cantando apasionada, decidieron internarse en las aguas cristalinas, el agua acariciaba sus cuerpos desnudos, todo era placer.
La voz se acercaba,un remolino logró que Penélope desapareciera de la superficie.
En ese momento, magnífica apareció la sirena, su cabello mojado caía por las curvas de la espalda.
Del cuerpo de Ulises se había apoderado un temblor continuo.
El, un gigante no era dueño de sus movimientos, una fuerza desconocida le decía que debía seguir caminando, la arena se alejaba de sus pies descalzos, la mano de ella lo guiaba, ante sus ojos los corales formaban bancos, seguían sumergiéndose.
Arrobado escuchaba el canto de ese ser tan extraño lleno de luces, era perfecta la melodía,el susurro parecía un coro de ángeles, no le importó el destino de su esposa, allí en la profundidad, se unía con el canto de esa sirena.
Sus cuerpos habían logrado fundirse para siempre.

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