Monday, May 21, 2007

ORFEO Y LAS ROSAS MARCHITAS

Orfeo era feliz, había conocido a Eurídice, frágil y bella, en ese instante creyó entender que la vida del paraíso cambiaría para siempre.
Los encuentros eran acompañados por el sonido de la lira que ejecutaba de manera brillante.
La vida transcurría sin grandes sobresaltos, cada mañana la despertaba con una dulce melodía, a sus pies colocaba una rosa que empalidecía ante la hermosura de la mujer.
Las cuerdas sonreían en las manos de Orfeo, las acariciaba suavemente como si se tratara del cuerpo de su amada.
Muchas noches en que ella dormía se acercaba a su cama a velar su sueño, con la punta de los dedos, para no despertarla, acariciaba cada centímetro de su piel, cuando terminaba de contemplarla partía del palacio dejando otra rosa a los pies de la cama.
Por la mañana Eurídice sabía que no había estado sola, una dulce melodía acunaba sus sueños y las flores le daban la certeza que el amor había velado su descanso.
Una mañana de primavera acompañada por el trino de los pájaros ella decidió reunirse con Aristeo para decirle que su corazón ya tenía dueño, éste, furioso esperó que la doncella caminara unos metros , de un canasto sacó una serpiente que mordió a la bella muchacha, provocándole la muerte.
Al enterarse Orfeo, la tristeza se apoderó de él.
El llanto era incontenible había perdido a su amada cuando todo recién comenzaba.
Quería rescatarla de la muerte, volverla a la vida para siempre.
Los dioses y ninfas lloraban al escuchar el sonido triste de la lira.
Se sobrepusieron y decidieron ayudar a Orfeo en el rescate, para ello deberían bajar del reino de los cielos a la tierra.
Orfeo tendría que caminar mirando siempre la línea del horizonte, trató de cumplir esa parte del rescate, pero todo su ser ansiaba ver a su doncella, abrazarla y lejos de todos por fin poseerla.
En un instante guiado por sus sentimientos giró su cabeza, Eurídice se desvaneció en las tinieblas, a sus pies quedaron montones de rosas marchitas.
Se dejó morir cerca de las sombras, acurrucado entre las flores sin vida, ni su amigo Rá, logró convencerlo.
Para Orfeo la vida no tenía sentido, le rogó al sol que escondiera sus rayos.
El rescate había fallado, eso no apagaría los sentimientos eternos.

No comments: