Friday, November 23, 2007

LA OSCURIDAD

La última vez que lo vi me cegó, tomada de la mano de mi padre esperábamos su aparición.
Para observarlo mejor nos alejamos de la ciudad, elegimos un lugar descampado, el lugar olía a pasto y flores silvestres, las luciérnagas volaban bajito, intentando iluminar el camino.
Los grillos cantaban melodías monocordes, la luna orgullosa se había escondido.
El cielo salpicado de infinitas estrellas era el escenario perfecto para el desplazamiento de ese gigante luminoso.
Antes de la medianoche, con parsimonia surcó el espacio, la cabeza plateada le hacía un guiño a las estrellas, una larga cola dejaba una estela brillante en su mágico recorrido.
No quería que se fuera, tendría que esperar décadas para verlo nuevamente.
Cuando desapareció de nuestras vistas, solté las manos de mi padre, quería correr,alcanzarlo, pedirle que me llevara a dar una vuelta por el universo, necesitaba tocar las estrellas.
Se produjo el milagro, el cometa me llevó a un paseo por otras galaxias, pude admirar los planetas en toda su dimensión, parecían globos multicolores suspendidos en el infinito.
Todo me producía placer, jugaba a ser grande y omnipotente, disfrutaba el momento, tal vez esas emociones no se volverían a repetir.
Comenzó a descender, emprendíamos el regreso, como un pájaro replegaba mis alas imaginarias.
El tiempo en el espacio no se mide, le rogué me dejara en el mismo lugar.
En ese instante comprendí que estaba sola en un lugar desconocido, no encontraba las manos de mi padre, el lugar era diferente, altos edificios ocupaban el sitio que antes había sido un descampado.
Corrí hasta una plaza, luces de mercurio le daban un aspecto fantasmagórico.
Halley me había advertido que no debía contar nada.
Las sombras de la noche me acechaban, cerca de una fuente un viejito contaba las estrellas.
A medida que me acercaba notaba que mi ropa no era la misma que vestía la noche que apareció el cometa, necesitaba mirarme en el espejo de agua de la fuente.
Intenté romper la promesa, contar la experiencia que había vivido, la fabulosa estrella que había iluminado mi niñez, estaba lejos, no me escucharía.
Trato de modular las primeras palabras, una estrella fugaz cae a mi lado, en ese instante percibo que nunca más, mis ojos observarán la luz.

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