Tuesday, November 13, 2007

SUEÑO DE POETAS

El tiempo se detuvo en un lugar encantado, no sabía de qué se trataba.
Todo lo nuevo tiene misterio, me quedé un rato mirando, hasta que por fin decidí, luego de largas cavilaciones, quedarme en ese sitio.
Conocí muchos seres humanos sin rostro, en mis ratos libres, dibujaba sus siluetas,les otorgaba un nombre.
En ese tiempo que la máquina se tomó un descanso aproveché para adquirir conocimientos.Ese espacio era el único sitio que nos hermanaba, éramos todos tejedores, no lo hacíamos con hilo, tampoco con lana, enhebrábamos palabras, hasta formar un rosario de cuentas infínitas.No teníamos espacio o tiempo.
Conocimos lugares de singular belleza,lentamente atravesamos los mares del mundo.
A veces el mar estaba en calma, otras era agitado por alguna tormenta, en ese momento nos confundíamos en un abrazo, en la cubierta aplaudíamos la llegada del sol, las aguas se tranquilizaban, instante que utilizábamos para conocernos un poco más.
Las gaviotas seguían la estela del barco, formaban cualquier letra, atravesaban millas para conseguir una miguita de pan.
Conocimos palabras que no eran propias de nuestro acerbo, las incorporamos para enriquecer nuestro idioma.
Antes de llegar a destino, se celebraría una fiesta, los salones de la embarcación tenían mesas cubiertas de flores, las velas alumbraban el espacio, la música invitaba al baile.
Apareció en escena el capitán de la nave, comunicó a los viajeros que una tormenta tropical se avecinaba, para preservar la vida de los pasajeros, decidió anclar el crucero en una isla, casi todos permanecieron en el barco.
A medianoche el ancla se incrustaba en la arena, despertando a los peces que habitaban el fondo del océano.
Muchos se dirigieron a los camarotes, otros se dedicaron a admirar la noche, las estrellas brillaban como luciérnagas.
Reinaba la calma.
En la inmensidad del lugar la mayoría abrió sus corazones, allí supimos de sus sueños, también conocimos la indiferencia de otros pasajeros que se perdían el espectáculo que brindaba la naturaleza.
Los seres sin nombre adquirieron identidades propias.
El amanecer los sorprendió a casi todos, los que tenían cierta sensibilidad, emocionados miraban salir el sol semi escondido en el agua.
En ese instante el capitán notificó que el viaje seguía, en unas horas amarrarían en el destino fijado, la isla de los poetas.
Pidió a uno de los marineros que verificara si el pasaje estaba completo, allí se dieron cuenta que muchos habían desertado de continuar la aventura.
Nuevos viajeros, abordarían la embarcación, era la única forma de continuar el sueño de los poetas.
La máquina del tiempo despertó de su letargo, desplegó sus alas para contenerlos a todos.
Sonriente impartió la órden : Sigue el viaje, continúan los sueños.

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