Sunday, January 13, 2008

EXPERIENCIAS INOLVIDABLES

La tarde cae sobre el océano, horas antes pude jugar con los delfines, nadar , abrazada a sus aletas la libertad me hacía sentir uno más de ellos.
En la profundidad todo era transparente, podía ver mis piernas agitando el agua turquesa, tan bella que es imposible encontrar palabras para describirla, solo se siente.
En la habitación del hotel, la salsa invita a bailar.
Busco un vestido que resalte mi bronceado, dejo mi pelo suelto, una flor sujetará la rebeldía de mis cabellos.
La noche serena me encuentra en el famoso Malecón, el mar incansable, acaricia la costanera.
Quiero llevar en mis retinas todo lo que he visto en los últimos días, espejos de agua cristalinos, pájaros de alas multicolores.
Camino por la alameda, un hombre ofrece sus mercancías, collares, pulseras.
Es moreno, las manos habilidosas enhebran las cuentas como si fueran recuerdos o esperanza.
Me cuenta su vida en la Isla, sus ojos vivaces no demuestran la tragedia que significa vivir custodiado por ojos gigantes que aparecen a cualquier hora del día.
Sin embargo Él, es feliz en su tierra bendita, no desea nada más, pese a todo su mirada es vivaz, alimenta su alma creando collares que adornarán a las mujeres, pulseras que cantarán su canto triste en los brazos de quien las porte.
Cálido me ofrece un apretón de manos, prometo regresar algún día, no sé cuando, es todo tan bello que por allí no ha pasado el tiempo.
Estoy en el aeropuerto que me llevará a mi nido en otro lugar del planeta.
Siete u ocho horas de vuelo me separan de mi casa.
Veo a Buenos Aires desde el aire, su geografía cautiva a los viajeros, una azafata nos ayuda a bajar de ese pájaro de alas plateadas, al llegar todo es un caos, pasajeros que esperan viajar a sus destinos, vidrieras rotas, oficinas violentadas.
Mientras camino por el aeropuerto, recuerdo la tranquilidad de mis vacaciones.
Por primera vez extraño no vivir en paz como en los últimos días, mientras espero las maletas alguien intenta arrebatarme el collar, por suerte cae en mi escote.
Nadie logrará opacar mis sueños, el recuerdo de la gente que conocí.
Me espera otro aeropuerto para llegar a casa, matizo los minutos recordando una poesía que aprendí hace tiempo.

Cultivo una rosa blanca,
En julio como en enero,Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo
Cardo ni oruga cultivo,
Cultivo la rosa blanca.

Para ti que habitas ese lugar del Universo, va mi cuento.
Es difícil elegir el camino, soy como los pájaros que habitan en tu Isla, pero aquí no me han cortado las alas.
Espérame, en algún momento la vida nos volverá a reunir, para cantar y reír, en libertad.
Nos unen los versos del poeta, ten esperanza, nada dura para siempre.

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