Friday, January 04, 2008

GOCTA*

Está escondida en la selva peruana, la mano del hombre aún no ha llegado a vulnerarla.
Nos encontramos en medio de un paraje soñado, no más de trescientas familias viven en el lugar.
La vegetación abundante borra el sendero para llegar a ella.
Al llegar al primer poblado me encuentro con Candelario, él será mi guía para llegar a tanta belleza.
Antes, atravesamos ríos de aguas cristalinas que rumoreaban entre las piedras de mil colores.
Nos aguardaban varias horas de caminata, ajusté las correas de mi mochila, en ella guardaba la filmadora y unos cuadernos de apuntes, allí volcaría mi experiencia.
Candelario cortó una caña, con el cuchillo quitó la corteza, hasta transformarla en una vara color marfil, cortó un extremo, al probarla sentí el sabor dulce, en ese instante te recordé lejano cuando bebimos nuestro propio néctar.
La luna asomaba detrás de los cerros, descansaríamos en un caserío, al amanecer proseguiríamos nuestra aventura.
No extrañé la comodidad de mi casa, la naturaleza me brindaba todo.
Josefa preparó platos de arroz caliente, la noté preocupada, me contó que ellos vivían felices, no querían que los turistas lastimaran tanta belleza.
Pan recién amasado y un tazón de leche fue el desayuno más rico que probé en mi vida, me despedí con un abrazo.
Candelario con su machete despejaba el camino, encontramos flores silvestres que nos acompañaban con su fragancia, los pájaros aleteaban indicándonos el sendero virgen.
No sentía cansancio pese al ascenso.
Los cerros mostraban sus paredes rojizas desnudas, un hilo de agua anunciaba la majestuosidad de una de las cataratas más altas del mundo.
Detrás de la cortina de agua dos cormoranes jugaban, regalaban sus besos a quienes quisieran mirarlos, en soledad recordé los tuyos.
Caminamos un poco más y allí esplendorosa se presentaba ella.
Gocta desde la altura desparramaba millones de gotas de rocío, la cortina de agua dejaba ver los musgos, no terminaba de admirar tanta majestuosidad junta, ahora entendía la preocupación de Josefa.
El lugar merece conocerse, pero el hombre debe aprender a respetar la naturaleza.
Extasiada observaba tanta belleza, creí estar frente a Dios, Él adivinó mi pena, para paliarla me obsequió ese espectáculo.
No pude filmarla, llevo las imágenes en mi retina, pronto anidarán en mi corazón.
Candelario me indicó que el camino seguía, no quise perturbar el encanto.
Nunca hicimos cumbre.

*Gocta es una catarata no explorada enclavada en la selva peruana, los representantes del turismo desean abrir caminos fáciles para llegar a ella, quieren mostrar su belleza al mundo, esperemos no la dañen.

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