Friday, February 15, 2008

RESCATE

Mamá como todos los días me mandó a comprar las facturas para el desayuno.
Me vistió con un vestidito rosa con florcitas multicolores.
Me dio miles de recomendaciones, esas que dan las mamás, no le contestes a extraños, no pierdas el vuelto, papi trabaja mucho, las horas extras se cortaron, por suerte consiguió otro trabajo por la tarde.
Mami no trabaja la despidieron cuando se enfermó mi hermano, igual somos una familia feliz.
Llamo al ascensor, no quiero bajar diez pisos por la escalera, saludo a mi vecina del “B”, ellas nos trae dulces, está siempre solita, sus hijos se fueron a buscar fortuna a otros lugares del planeta.
Aprieto mi puño izquierdo, mamá envolvió monedas con los billetes arrugados de dos pesos, si los perdiera significaría un dulce menos para mis hermanitos.
El ascensor no viene, sin embargo el indicador rojo dice que está allí, creo ver las rejas, abro la puerta.
Comienza la oscuridad, los caños de acero me lastiman las piernas, mi vestido está enredado en ellos, tengo miedo, no hay luz, me aferro a los tirantes, mis manos sangran, tengo miedo.
¿Se acordará mi mamá que la quiero? ¿Mis muñecas extrañaran mis caricias?
El tiempo es eterno, sigo sostenida con los jirones de mi ropa.
Recuerdo las clases de catecismo, no soy una alumna brillante, pero decido rezar pidiendo que me saquen de allí, ruego para que nadie decida bajar, sobre el balancín que está en el subsuelo quedaría aplastada.
Diosito escúchame soy una niña, a veces no me porto del todo bien, no hago los deberes, prefiero jugar con las muñecas, ver los dibujitos, mami me reta, pero terminamos riendo de nuestras travesuras.
Cada vez está más oscuro, aferrada a los caños recuerdo.
Siento voces, el miedo me paraliza.
¿Papá me querés?.
Vení a buscarme, sos mi ídolo.
Se escucha el ulular de las sirenas, los reconozco, son los bomberos.
El vestido está hecho jirones, pero me sostiene.
Lloro, el tiempo parece haberse detenido, el ruido de los martillos me acompaña, la visión es escasa, mis manos pierden fuerzas, en el momento que mi cuerpo va a chocar con el balancín del ascensor, un bombero me salva.
Los vecinos aplauden, mamá ríe y llora, me toma entre sus brazos, ese hombre anónimo me salvo de morir aplastada, acompaño las lágrimas de mami, siento su abrazo, el destino me enseña a vivir nuevamente.

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