Thursday, July 03, 2008

REUNIÓN EN EL BOSQUE




Estaban las hadas preparando sus ropajes nocturnos.

Solícitos los duendes las ayudaban.

El bosque había despertado con sus mejores galas, las gotas de rocío se deslizaban por las hojas de los árboles, esas pequeñas esferas transparentes descansarían hasta la noche sobre un colchón dorado y crujiente formado por las hojitas sabias que se habían desprendido de las ramas para convertirse en abono de la tierra.

Las alas de las hadas esperaban que sus dueñas las vistieran de fiesta, para ello duendes y gnomos habían conseguido partículas de estrellas.

Mañana se reunirían con sus amigos, deberían dejar su lugar de origen , viajarían en el tiempo para abrazarse con sus congéneres.

Estaban un poco asustadas, hacía unos meses que no se veían.

La primera reunión fue un éxito, el otoño estaba próximo, aún perduraba el aroma de las flores, prometieron volver a encontrarse.

Un viento intrépido desvistió los árboles, el cielo celeste mutó al gris, presagiando una noche de tormenta.

Uno a uno los duendes y hadas de las palabras se fueron retirando, nadie sabía si algún día regresarían.Los días lluviosos se sucedían, el agua intentaba socavar los cimientos de la casa.

Las flores del bosque perdían sus pétalos, no era el paisaje que todos soñaban.La neblina ocultaba el sol, hasta mostrarse como nadie lo imaginaba.

Los pocos habitantes que quedaban llamaron a su amiga la brisa, tímida y tambaleante comenzó a silbar, las nubes se alejaron, otra vez podrían sentir en sus almas los tibios rayos de la dorada estrella.

Pese a la época del año, las flores comenzaron a mostrar su esplendor.

El viejo árbol que estaba al finalizar el bosque comenzó a ocultar su desnudez, se vistió de verde, la brillantez de su vestimenta obraría como un imán para atraerlos y reunirlos a casi todos.

Celebró con alegría el encuentro de las hadas y los duendes de su mundo de fantasía, robó una pluma a un pájaro que hacía nido en su copa, en una hoja a punto de caer, escribió una pequeña esquela, de alguna manera quería estar presente, la luna sería quien llevaría el breve mensaje.

Mientras la brisa acunaba su copa, escribió unas pocas palabras: Los quiero, disfruten cada momento hoy, mañana es incierto.

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