Saturday, July 12, 2008

EL RECITAL




Toneladas de equipos de música, ecualizadores, luces, esperan ser retiradas para llevarlas al estadio principal de la Ciudad de Buenos Aires.

Todos trabajan como robots, a la hora que comience el show un engranaje habrá comenzado a moverse.

Arman el escenario, majestuoso, las luces acompañarán al cantante, por contrato el resto de la banda permanecerá en las sombras que produce el humo característico de los festivales de rock.Afuera pese a ser temprano las fans gritan, el estado de histeria es general.

Los trabajadores cubren el césped con planchas especiales, la próxima semana comienza el torneo apertura y los jugadores protestan por el estado de la cancha.

El crepúsculo se apodera del cielo de Buenos Aires, pasa del rosado al morado, dejando espacio a la luna plateada.

Fuera de las barras de contención, la multitud comienza a silbar, quieren ingresar.

Las chicas parecen uniformadas, calzas o pantalones ajustados, una musculosa dejará ver sus redondeces y algo más.

Debajo del escenario permanece un ser al que nadie ha visto, aparecerá después, nadie supo explicar cómo entró.

Comienza el show, los acordes de la guitarra enfervorizan a la multitud, melenas que vuelan al viento, voces que se unen a las del cantante internacional.

Algún cigarrillo no muy santo da un toque distinto al recital.

Surgen los lentos, los solos de guitara erizan la piel, miles de bocas se unen en besos eternos, la luz es tenue, solo se observa la llama del algún encendedor.

El humo es más denso, en ese instante aparece el secuestrador, viste de negro, un micrófono escondido debajo del pasamontañas le permitirá comunicarse con el exterior.

El humo propicia la desaparición de la escena, el resto de la banda sigue tocando frenéticamente.

Afuera el encapuchado tranquiliza a la estrella de rock,en forma escueta le dice: No voy a pedir rescate por vos, me estoy muriendo, no preguntes, solo canta para mí.

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