Wednesday, July 09, 2008

UNA CASA ESPECIAL


Vivo cerca de la plaza principal de la capital del jardín de la República.

Mi frente es sencillo, una puerta de dos hojas, a sus lados unas columnas torneadas, dos ventanas con rejas para preservar mi contenido.

Al gran salón que tuve hace muchos años, como no me brindaron los cuidados necesarios, lo encerraron en un templete de vidrio sostenido por varillas de hierro, evitando que las históricas paredes cayeran.

Antes en ese recinto se reunían los hombres con valores que forjaban el destino de la patria.

Venían de todos lados para cimentar una Nación que fuera reconocida en el mundo.

Cuando esos caballeros, se tomaban un descanso, recorrían los fondos de la casa, el parque tenía varias especies arbóreas, colocados con displicencia largos bancos de madera.

Algunos conversaban, otros encendían sus pipas, las volutas de humo se elevaban al cielo, igual que el trino de los pájaros.

Mujeres de vestidos largos, en los que se adivinaban las puntillas almidonadas de primorosas enaguas, acercaban chocolate caliente

Recargadas las energías regresaban a mi interior para seguir consensuando un destino mejor, los pueblos clamaban libertad, allí nacería la Independencia Argentina.

Cuando estaba por cumplir los cien años, intentaron demolerme, estaba vieja , casi destruida, si me hubieran cuidado no hubiera pasado.

Pocos años después alguien decidió preservarme, acondicionaron mi fachada, un poco de pintura, eso parecía ser suficiente para homenajear a quienes gestaron la libertad de esta tierra.

Los turistas de otros países me respetan más que mis propios paisanos, se sacan fotos, las llevan de recuerdo, sobre todo los que viven oprimidos.

Soy bastante famosa, para esta fecha los niños de las escuelas me dibujan en sus cuadernos.

Ahora estoy en una calle asfaltada, me pintan de blanco, para borrar las letras negras con las que pretenden dañarme algunos revoltosos, sucede días antes de la visita de alguna personalidad, me adornan con banderas y escarapelas, solo son apariencias, el resto del año soy olvidada.

Quisiera regresar en el tiempo y ubicarme exactamente hace ciento noventa y dos años, encontrarme con esos héroes que declararon la independencia.

Ellos si, tenían valores, que con el tiempo fueron cambiando, algunos se perdieron y comenzaron las luchas entre hermanos, intereses que no conocía se apoderaron de unos cuantos.

Mientras tanto sigo creyendo que la convivencia es posible, quiero verlos a todos unidos, ocupando el lugar que el destino les ha asignado, sin gritos, apelando siempre al diálogo.

A los argentinos que me vivan, se los agradezco, y a todos los que tienen buena voluntad, les dejo un saludo,


La casa de Tucumán

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