Buenos días mi tesoro, después de muchas jornadas lluviosas apareció el sol.
Sin dudas un componente de tu añorada esencia.
Como casi todos, guardamos las flores que nos atraen entre las hojas de un libro.
Temprano recordé te apasionaban los relojes de bolsillo.
Seguramente atraído por el que solía utilizar tu abuelo materno y alguna vez para complacerte no dudó en colgarlo por un rato en tu pantalón.
Permisos que las hijas nunca tuvimos.
A los nietos les permitía todo.
La primera vez quie te dejo pasaras uno de tus juguetes sobre el plato que había finalizado, te pedí no lo hicieras.
Tu abuelo respondió tenías todo peritivo cuando estabas sentado sobre sus piernas.
Recuerdos hermosos que guardamos en un estante imaginario del alma.
No sé, si se trató de una casualidad o causalidad.
Los pétalos sepia de rosas que alguna vez fueron fragantes estaban rodeando un reloj de bolsillo.
Entre las flores, se había ubicado el tiempo.
Tan abstracto como el proceso que demoran las flores en marchitarse quedando íntegras.
Solo cambian la coloratura.
Vidas parecidas a las mías a las que nadie les encuentra una respuesta valiosa y argumentada.
¿Cómo transcurre el tiempo en tu hábitat?
En algún espacio has podido preservar los recuerdos?
¿Podrías reconocerme si eventualmente llegara hoy?
Entelequias de una madre deseosa de besar a su hijo, ahora y cuando sea notificada del viaje que se dilata demasiado y carente de sentido.
Otra vez la abstracción.
¿Por qué no puedo conocer la fecha de mi final?
No pregunto por el de otros, sino por el mío.
La respuesta debería ser tan sencilla como expeditiva.
¿Para qué me retienen aquí?
¿No es un derecho conocer el final o piensan escribir varios tomos referidos al sufrimiento, de una madre que tiene a su hijo muerto?
¿Es motivo de gozo el padecimiento de humanos y terrenales?
En contraposición con la vida que no es sencilla, la muerte debería serlo.
Es obcecada.
Arrebatadora de seres que no tienen dueños por ser absolutamente libres.
Tal vez ella nunca poseyó ese bien tan preciado como es la libertad y quiere seamos iguales a ella.
Me gustaría saber a quién obedece.
De ello se resguarda pues tiene temor a ser descubierta en un trabajo tan vil.
Flores para recibir vidas nuevas, flores para recordar, flores para despedir a los seres amados que dejan suelo terrenal.
Debe ser por ello que quiso la causalidad encontrara hoy, entre rosas marchitas el tiempo.
Alguna vez aquellas fueron, frescas perfumadas, derramando fragancias exquisitas.
Marchitas se parecen a mi realidad.
La vida me llevó por delante sin tener ninguna consideración.
Poco le importó sumirme en una peligrosa oscuridad.
Pude emerger gracias a tu amor.
Es hora de decir “basta para mí”.
No quiero continuar en suelo hostil.
Nadie más que vos conoce las razones.
La principal es tu ausencia.
No se soporta más.
Las otras son conocidas por vos.
Lamentablemente en este emprendimiento no puedo contar con tu ayuda.
Siempre has querido esté bien.
No ocurre si no te tengo a mi lado.
Tu compañía era el bastión donde podía refugiarme.
Pese a tu juventud hacías gala de tu pragmatismo único.
A todo le asignabas el valor exacto con tu famoso “No es grave má”.
La mayoría de los padres busca sus descendencia se les parezca.
Mi caso es divergente, preciso parecerme a vos, advirtiendo por donde llegará la estocada.
¿Cómo superabas los momentos adversos?
No poseo ese virtuosismo.
Ahora siento más la vulnerabilidad.
Nunca comprendí a quienes continúan afirmando es el tiempo quien trae el olvido.
Ocurrirá en otras personas, no es mi caso.
¿Cómo se puede decir, apenas pensar que un hijo es pasible al olvido?
No comprendo esos razonamientos, ello no quiere decir deje de respetarlos.
Mi referente sos y serás vos.
Ayer, hoy. Siempre.
Te amo incondicionalmente, por ello te pido, no olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=D9zIFsizgrU
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