Monday, November 28, 2011

FLORES SECAS





Judith es una joven mujer, igual en belleza a otras de su edad.
De la soledad ha hecho su mejor compañía, decide instalarse lejos de las personas que la vieron nacer.
El divorcio fue una etapa difícil de superar.
Los trámites fueron más largos de lo esperado, pese a que Juan le daría la mitad de sus bienes más una fuerte suma de dinero por anticipado para lograr un divorcio de común acuerdo, ella optó por un trámte contradictorio.
Había conocido a quien sería su ex compartiendo el trabajo.
Juan sabía que era difícil abordar a una mujer que en lugar de allanar el camino, colocaba obstáculos.
Pese a que se comportaba como una niña, él supo llegar al corazón de la extraña mujer.
La convivencia fue como un camino de rosas de las que solo sobresalían las espinas.
Trataron de sostener la pareja, el hartazgo comenzaba a corroer los cimientos de aquello que había sido un engorroso principio con final predecible.
En la cuenta personal de Judith la fortuna estaba depositada.
Bien adminstrada la suma le serviría para vivir el resto de la vida sin trabajar.
Empeñada en hacer todo lo contrario a las sugerencias que recibía estuvo a cargo de diferentes negocios.
A todos llegaba el fracaso, pocos toleraban la intolerancia y soberbia de la mujer.
El vivero sería el último emprendimiento, otro capricho que haría descender los números de la cuenta bancaria.
Francisco había trabajado siempre en el vivero heredado de sus padres, quería disfrutar los últimos años de vida, la salida era poner en venta el negocio.
En el boleto de compra venta incluiría una claúsula especial, solo cambiaría el dominio a favor del comprador si durante tres meses le permitían auditar el funcionamiento del vivero, de no cumplimentarse, devolvería cada centavo que hubiera invertido quien resultare dueño.
Judith de plantas, herbicidas, semillas no conocía nada, sin embargo arriesgaría capital para cumplir un nuevo deseo.
La primer semana funcionaba todo bien.
Francisco imaginaba el viaje de placer que haría con su mujer.
En quince días si no ocurrían cambios le entregaría la posesión a la compradora.
Mañana primaveral.
La costanera solitaria espera a los primeros visitantes.
El color verde de la vegetación contrasta con el cauce del río marrón.
El aire huele a flores, caminará hasta llegar al vivero.
No puede evitar la sorpresa al ver el paisaje.
Los canteros muestran la tierra cuarteada es notoria la falta de hidratación.
Flores secas por doquier.
Intenta hablar con Judith, vanos esfuerzos, hoy el carácter la mantiene en un estado tal que es imposible el inicio de una conversación entre dos seres humanos.
No atiende ninguna razón.
Francisco no se inmuta, ha fotografiado el vivero antes de que llegara la extraña mujer.
Hoy es un depósito de hojas ocres.
El escribano labrará un acta, Francisco depositará el anticipo recibido.
Las flores para crecer igual que los seres humanos necesitan el amor que la mujer no puede brindar.
Lentamente el negocio vuelve a brillar, las mariposas se posan en los pimpollos a punto de abrir, diversas fragancias inundan el lugar.
Besa a su mujer, se aman demasiado, comprenden que el viaje puede esperar.
En la vida de la pareja el amor, renace cada día como las flores, no dudan que en cualquier momento llegará el comprador que satisfaga sus pretensiones.

http://www.youtube.com/watch?v=TcOe59lwnEA&feature=related

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