Tuesday, November 01, 2011

POR SIEMPRE AMOR




Horacio es un hombre de mediana edad, no podría describirlo fisícamente ya que no se parece a nadie.
Ha leído demasiado en sus cuarenta y tantos años de vida.
Fascinan sus conocimientos.
Conoce de todos los temas, a veces me pregunto como en tan poco tiempo pudo acceder a autores de diferentes pensamientos siendo los suyos tan arraigados.
Es un luchador nato, nada lo detiene, siempre está en la búsqueda de algo.
Todos los días en el horario de visitas lo acompaña su linda familia, por las noches no pueden quedarse, Horacio quiere que continuen con la vida de todos los días, una enfermedad no debe cambiar el ritmo.
Casado con una mujer increíble, tolerante de los cambios de humor de su marido, sabia hasta el punto de no interferir en sus silencios.
Mujer que le dio tres soles capaces de iluminar con sus risas las penumbras que a veces acosan a su padre.
Despide a la familia con un abrazo sincero, se permite hacer bromas, mañana se verán nuevamente.
Esta noche cumplo una guardia doble.
Pocas veces Horacio está tan comunicativo, lo saludé cuando tomé servicio, estaba parado junto a la ventana.
Me dio la impresión que miraba sin ver.
Afuera los ruiseñores le daban el último beso a las flores, ellas también necesitaban descanso, aquellos volverían a refugiarse en sus nidos
Le pido que vuelva a la cama, no quiero que la vía que tiene en su brazo se infiltre.
La mirada me conmueve.
El sanatorio está tranquilo, tanto que puedo escuchar la historia más bella que conocí en mi vida.
Mientras reviso la historia clínica y realizo algunas anotaciones, tengo la sensación que en la cama está el cuerpo de un niño desvalido, esa situación me produce vértigo
Acerco una silla, me cuenta momentos de su pasado, pese a que han transcurrido treinta años jamás pudo olvidar a Yoli, su primer amor, fragil, etérea,hermosa.
Jamás ha podido olvidarla, me extremezco cuando me cuenta la primera vez de dos adolescentes que no medían consecuencias, por aquel entonces nuestros país atravesaba los peores momentos.
Me dice que se encontraban en una plaza, con su guitarra Horacio le dedicaba las más bonitas canciones.
Tiemblo al pensarlos, una ventana abierta permitió que la luna fuera testigo de la primer entrega.
Vaya a saber por qué los caminos se bifurcaron, cada uno hizo su vida como pudo, no podían detenerse.
Noto que Horacio se agita con los recuerdos, le pido que calle, sé que quiere seguir hablando, no es recomendable en su estado.
El calmante hará efecto en pocos minutos, lo arropo como a un niño.
Afuera se ha desatado la tormenta, los silbidos del viento asustan, el rugido de los truenos desgarra.
Desde mi lugar observo un táxi, estaciona muy cerca de la guardia.
Desciende una mujer hermosa, treinta años no han dejado marcas en el rostro cándido.
Treinta años no pudieron apagar la luz de la mirada.
Es Yoli, vino convocada por el pensamiento.
Brevemente relata momentos de la historia que había vivido con Horacio.
Es tarde, dejo que pase.
La acompaño para que vea al amor de su vida, el primer amor nunca se olvida.
Horacio acaba de entrar en estado de coma, sobreviene el primer paro cardíaco.
Dejo que Yoli que presencie las maniobras, no puedo ni debo separarlos.
La última lágrima de Horacio recorre el rostro vencido.
Casi sin fuerzas retira de su boca el aparato que suministraba oxígeno.
Por última vez ese hombre inmenso pronunciará tres palabras: Yoli te amo.
Como una sombra ella se aleja, le hubiera gustado encontrarlo a tiempo.

http://www.youtube.com/watch?v=GU1UNM8c7z8&feature=related

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