SECRETO REVELADO

Alina se recuperó del coma alcohólico, con la ayuda de médicos y psicológos retomó su vida normal.
Aprendió que la bebida no puede borrar los hechos históricos los que deben servir para aumentar los conocimientos y no para autoflagelarse.
Mientras duró la internación, los compañeros se turnaban para acompañar a los padres.
El profesor de historia cuando no podía acercarse, se mantenía en contacto con los progenitores de la alumna.
Coincidentemente había llegado a la ciudad un descendiente de los prisioneros chinos que fueron muertos o torturados por los Mongoles, brindaría conferencias .
El Señor Okada fue invitado especialmente a la escuela que asistía Alina.
Incorporada al ciclo fue recibida en el aula por todos sus amigos, no sabía que recibiría una sorpresa.
Todos habían guardado el secreto, querían que tuviera otra impresión de los episodios ocurridos en centurias pasadas.
El invitado aparece en la clase.
Cuenta que sus antecesores fueron prisioneros chinos emboscados por un capitán ruso acompañado de mercenarios mongoles.
Sabe del suceso sufrido por la destacada alumna.
Les dice que hoy les contará el contenido de la carta escondida en una de las márgenes del Río Khalkha.
El documento contenía datos en clave, de llegar a manos enemigas hubiera diezmado una población entera.
Akura el hombre oculto, enterró la carta, previamente había hecho un pacto de silencio con sus acompañantes, nadie debía enterarse de su existencia.
Hombres de honor para quienes la palabra era el mayor tesoro, estaban dispuestos a ofrecer su vida con el único propósito de salvar a un pueblo perseguido por poderosos y torturadores.
Años después cuando el territorio fue pacificado, Akura vuelve a la vera del río, tenía necesidad de entregar a las autoridades el documento cifrado.
Fue reconocido con medallas y honores propios de los ejércitos que años antes habían luchado para lograr la paz.
La carta está depositada en un museo.
Los descendientes de los prisioneros tuvieron una réplica de la misma.
Okada finaliza la disertación, recordándole a los estudiantes, que tan importante como la libertad es conservar la palabra empeñada.
Un aplauso cerrado y lágrimas de emoción, despiden al orador.

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