RECUERDOS EN COLORES

Hace unos meses por decisión propia ingresó a un centro de salud mental.
Previa evaluación, los especialistas le explicaron que su caso podía ser atentido en forma ambulatoria.
Les contó que necesitaba alejarse de sus afectos para recuperar el carácter, su propia identidad intelectual.
La interconsulta con otros profesionales logró fuera admitida.
Desde el ventanal de la habitación podía observar los jardines de la institución.
Preguntó por qué tantas rejas trazaban líneas de hierro sobre los cristales, la enfermera le explicó que algunas internas necesitaban esa restricción.
Permaneció en silencio hasta que la asistente se retiró.
Acomodó el equipaje en el placard.
Libre de celulares y computadoras personales podría ejercitar el pensamiento sin recibir presiones externas.
Era la primera en llegar a las actividades que tenían lugar en el espacioso salón.
Cuando el clima lo permitía las mismas se efectuaban al aire libre.
Según la dificultad que presentaran, las internas eran separadas en pequeños grupos, celosamente custodiadas por una enfermera.
Alina recuperaba el peso perdido y las ganas de vivir.
El espejo le devolvía las imágenes de antaño, la sonrisa se había instalado en sus labios y en la mirada.
Conoció historias que creyó pertenecían a un mundo virtual.
Acompañó el sufrimiento de otras mujeres que el desamor logró vencer.
Han pasado dos meses desde su ingreso a la institución.
Hoy será evaluada por un famoso psiquiatra, del resultado depende le otorguen el alta o no.
Por primera vez utiliza un tenue maquillaje, se siente bien y debe mostrarse tal cual su ánimo.
Elige para presentarse en la entrevista un vestido informal, su altura le permite usar tacos bajos.
El profesional formula algunas preguntas, a continuación pide le cuente sus recuerdos a los que deberá asignarle un color.
Mis recuerdos alguna vez fueron transparentes, fue en el momento que creí en el amor de un ser devastador, los transformé en color verde cuando intenté cambiara las actitudes violentas, fueron rojos cuando ingresaron a mi, se mimetizaron con el corazón.
En ocasiones mutaron al gris, en el instante que sentí indiferencia.
Hoy que no ha pasado tanto tiempo los recuerdos son color sepia, como ramas de un árbol sin savia, fueron quebrándose.
He vuelto a creer, no siento dependencia, libre puedo decir que olvidé y sepulté al que alguna vez amé con pasión.
El médico despide a la paciente.
Esta tarde le notificarán que obtuvo el alta tan ansiada.
Libre, sin ataduras que la identifiquen con el pasado, vuelve a sonreír, fortalecida puede soñar con un nuevo amor.

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