Tuesday, November 15, 2011

UNA CARTA, LA VIDA




Está exhausta.
Ha rendido el último exámen.
Ansiosa esperó la nota, importaba muy poco si era sobresaliente.
La historia de los Mongoles llegó a su alma.
El profesor no ahorró detalles.
No podía creer tanta maldad condensada en un solo hombre.
En su mente las imágenes se agolpaban.
Se preguntó si era necesario contar todo con tantos detalles.
El capitán ruso bajó del helicóptero.
Soberbio, impune, no le daba posibilidades a los prisioneros, debían elegir entre la muerte o la muerte.
Así de simple.
Poderoso, la sonrisa gélida trasuntaba odio.
Odio albergado en el alma de los que jamás han conocido el amor, solo el desprecio por todos los valores.
La carta estaba oculta a la vera de un río, nadie la encontraría si esos nadies no pronunciaban palabras.
Los soldados que obedecían al imperio del sol naciente no dirían nada.
El silencio estaba sellado con la propia muerte.
Akura estaba escondido, pudo escapar de las redes siniestras.
Ahogó el grito de dolor cuando su lider fue desollado con el filo de un cuchillo corvo.
Poderoso, no dejaría marcas en la piel del detenido.
No quiso ver más había visto otros sacrificios, la sangre teñía de rojo las arenas del desierto.
Muerte, más muerte, torturas innecesarias.
Alina aprobó el último exámen, los sentimientos encontrados anidaban en su mente.
Los por qué no tenían respuesta.
Tanto martirio para nada.
El hombre que no traiciona entrega su vida donde sea, en un pozo oscuro o a la luz del sol que quiebra la tierra.
Los amigos la incitan al festejo, tiene náuseas, miedo a que la historia se repita más allá de los tiempos.
El agua de la ducha intentará borrar las imágenes.
Asume que se ha internado en una parte de la historia.
Se maquilla con tonos suaves.
Lucirá como atuendo un vestido sencillo, muestra la belleza de sus piernas.
No encuentra la hebilla para sujetar los rulos traviesos que como un manto caen sobre la espalda.
El grito es desgarrador, no usará el crisantemo que comprara temprano.
Beberá vodka, bailará hasta perder la sensibilidad.
En la sala del hospital tratan de reanimar a la muchacha.
En estado de coma por su rostro rueda una lágrima, nadie sabrá que es el tributo que rinde a los hombres valerosos que ante todo antepusieron el valor de la palabra.


http://www.youtube.com/watch?v=-lvMQCmUVv8

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