FOTO COLOR SEPIA

En el jardín de infantes maestros y alumnos ensayan las distintas coreografías en el salón de actos.
Las madres preparan adornos de papel para que el mismo luzca todo su esplendor.
En el pizarrón se han colocado las fotos de los alumnos, cada imagen es acompañada por un muñeco de series televisivas.
Inés es una pequeña que no ha logrado adaptarse al grupo.
La carita inocente refleja desamparo, la mirada inquisidora y fría no transmite sensaciones.
Siempre está en la búsqueda de conflictos, los otros pequeños, cansados se alejan de ella.
Han pasado muchos años.
Marianela la nueva maestra recorre las instalaciones de la escuela.
El próximo año estará como titular de una sala, corresponde a los chiquitos que han cumplido la primera etapa.
Disfruta mientras juegan en el recreo.
Caritas asombradas quedarán capturadas en la máquina fotográfica, ellos serán los que vistan la nueva pizarra.
Risas melodiosas, batido de palmas, algún llanto producto de una caída inesperada.
La escuela conserva la misma campana de antaño, el dorado tañido indica que es hora de regresar al aula.
Campana de bronce que ha visto pasar muchas vidas, recuerdos y añoranzas.
Esperará que finalice la jornada.
Guillermo, el portero, le mostrará el resto de las instalaciones.
Coloca el pasador en la puerta de noble madera.
Juntos recorrerán el edificio.
Llegan a la biblioteca, desde los estantes los libros de cuentos parecieran sonreír, saben que son el inicio de historias transformadas.
Desde los ventanales se observan los cuidados jardines, la primavera se ha renovado en cada cantero.
En un lateral, apilados descansan muchos cuadros, separados por cartulinas con el fin de proteger los vidrios.
Pregunta al empleado si puede verlos, su intiución le dice que puede encontrar compañeros de aquella época.
Cada uno contiene las imágenes de los chicos que han cursado los años de jardín en esa escuela.
Todos tienen la fecha de egreso.
Busca el año de promoción que le corresponde.
Letras góticas dibujaron el año mil noveciento ochenta y uno, los números aparecen abrazados.
La mirada se opaca, siente escalofríos, una sola fotografía ha adquirido el color sepia.
Los rasgos de la niña son duros, todos sonríen excepto ella.
Guillermo la recuerda, era una niña difícil, eternamente buscaba la soledad, nada le atraía.
En voz alta murmura “Si estuvieras aquí me gustaría contaras que has cambiado, que aprendiste a no estar sola, si estuvieras aquí no dudarías del amor que esta casa te ha brindado, si estuvieras aquí sabrías amar sin obsesionarte”
El pasador de la puerta se desliza.
Curiosos se asoman a la ventana, no hay nadie en el momento que se escucha una carcajada siniestra.
El silencio posterior será quebrado por el tañido de la campana.

http://www.youtube.com/watch?v=uU-k5p29p…