VESTIDO GRIS

Cuando cumplió siete años compartió el festejo con su hermana.
Apenas unos años mayor ese día tomaba la primera comunión.
La abuela Helvecia quiso que sus nietas llevaran algo de ella, sabía que las niñas adoraban esos detalles, mucho más que las inversiones que hacía la abuela paterna.
Una mujer de mucho dinero que siempre trataba no solo de destacarse con sus regalos sino de hacer sentir diferentes a los que no contaban con igual capacidad adquisitiva.
Confeccionó con ricas telas el vestido de comunión de Celeste.
Tiempo antes había bordado las puntillas con sus manos cansadas.
La diabetes de a poco la iba dejando in vista, ella tenía que terminar con los vestidos.
Celeste no parecía una novia, era una niña que tomaba la primera comunión.
Un gorra de organza sostendría los bucles castaños de la pequeña.
Algunos azares conformarían el arreglo.
Estaba preciosa con su vestido blanco ,en sus manitos de porcelana sotenía el misal, antes que saliera para la iglesia la abuela vistió el rosario de cistal de roca con rositas pequeñas,ramitas de helecho plumoso sostenidos con cintas blancas.
Giselle entendió que su hermana era la protagonista, convengamos que lo hizo a regañadientes.
También era su cumpleaños, no quería que todas la miradas se dirigieran a su única hermana.
Sabia la abuela la llamó a la habitación.
Para ella tenía un vestido de color gris, cada gaviota colorida que lo adornaba había sido bordada por su abu querida.
Se restregó los ojos, orgullosa nadie debería conocer los celos temprano.
Han pasado muchos años.
Celeste ha contraído matrimonio con su novio de la infancia.
Giselle, se casa esta noche.
Le ha pedido a su abuela que confeccione el vestido.
Pocos entienden el color elegido, todas las novias se visten de blanco.
Giselle es diferente, entrará a la iglesia de la mano de su padre, lucirá un vestido de seda gris como las perlas o las noches de luna.
En la falda tendrá, pájaros bordados de mil colores.
El velo de tul oculta el rostro de la muchacha, en el altar la espera el hombre de su vida.
Se desliza tomada de la mano de su padre como si fuera un pájaro de alas plateadas.
Sonríe.
Es el día que consagrará para siempre un amor eterno.
La fiesta ha sido un éxito.
Se despide de los invitados que quedan.
La abuela Helvecia está recostada en un sillón, bella, más que siempre.
Le pide a su nieta que se acerque.
Giselle la abraza.
Entiende que su abu ha partido, en el regazo deposita el rosario.
El aroma a rosas inunda todos los espacios.
El sillón hamaca está vacío,
Mientras asciende la escalera que lleva a la eternidad del universo su nieta pequeña reza por ella.

http://www.youtube.com/watch?v=4WYblgze6ro