BUSCANDO LUZ

Zigzagueante la memoria me lleva a recovecos aún no explorados.
Aturdida por los acordes musicales que rebasan el alma de los seres humanos no encuentro el exacto lugar en que mi dueño ha decidido guardarme.
La oscuridad solo es iluminada por los leños encendidos.
Soy una Linterna, mi vestido puede ser plateado o negro, en ocasiones visto atuendos coloridos.
Es solo un detalle.
Te confieso que sentí temor ante el ruido que provocaban las chispas recién nacidas, aterrorizada pensé por un instante estallaría mi ojo de cristal.
Por suerte no ocurrió.
Afuera el viento silbaba con demasiada fuerza, el corte de energía eléctrica fue inmediato.
Mi corazón de metal volvió a palpitar, el dueño de mi vida por fin me rescataría.
Aún cuando no lo creas hice ejercicios de relajación, al tacto de sus manos que me regalaban caricias esperadas, el envoltorio que cubre mi alma debía permanecer frío como el acero.
Traté de disimular la risa cuando escuché que chocaba con los muebles del salón, le pedí a un Ser Superior que pudiera llegar sin lastimarse al escritorio.
El rugido de un trueno detuvo su marcha hacia mi encuentro, faltaba poco para que abriera el segundo cajón del mobiliario.
Sentí su respiración tan cerca, tan agitada, que el rubor se apoderó de mi figura pálida.
Hace muchos años que lo acompaño, tantos que no podría precisar la fecha.
Por fin me tuvo en sus manos, con el haz de luz pudo ajustar la traba del ventanal.
Los cristales vibraban por la fuerza del viento, entendió que debía bajar las persianas.
Lo conozco y sé que las saetas violetas conocidas como relámpagos,que atraviesan el negro cielo lo perturban.
Sé que al sostenerme entre sus manos encuentra la paz soñada.
No puedo describir los momentos que pasamos a solas.
¿Quién creería en los dichos de una simple Linterna?
Cuando sus manos rozan mi superficie siento que llegué al cielo sin ninguna escala.
No quiero que llegue mañana, cuando las luces del alba indiquen que ha llegado el amanecer, volveré a mi lugar de siempre.
No sería nada, si Tulio el viejo ferretero de esta zona privilegiada por la naturaleza no me hubiera dado la peor de las noticias.
Seré reemplazada por un producto más moderno, ella funciona a batería con duración ilimitada, emite señales luminosas de diferentes colores, es más pequeña, tiene incorporada la última tecnología.
No quiero despedirme y vivir el resto de mi vida como un objeto de museo, buscaré la manera de caerme antes de ser condenada al destierro.
Prefiero romperme en mil pedazos, no deseo que mi sepulcro sea el cajón de un escritorio.
Antes de irme sabrá que iluminé sus noches vacías de recuerdos, antes de irme sabrá que desapareceré físicamente pero jamás dejaré de quererlo.
Otras luces otorgarán vida a sus crepúsculos, me voy contenta, he sido la primera.


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